jueves, 1 de diciembre de 2011

Ha muerto Chelo

Me acaban de dar la noticia. 

Se apagó la sonrisa de la señorita Chelo

En las décadas de los 70 y los 80,era conocida esta frase: “yo quiero que me toque con la señorita Chelo”.
Chelo, (Consuelo Mañas Ferrón), formó parte del plantel de jóvenes y dinámicos maestros desde los primeros años del colegio Caja de Ahorros en el populoso barrio del Zaidín. Cuando el número de plazas escolares en esta zona era deficiente, este colegio que comenzó sus clases en Septiembre de 1973 acogió en sus aulas a los alumnos de las conocidas como “prefabricadas del Zaidín”.
Pronto fueron famosos muchos nombres que ahora no voy a mencionar, pero sí debemos recordar ahora el de la señorita Chelo.
Cuando en 1998 escribí el libro “Crónica del 25 aniversario” del Colegio Caja de Ahorros de Granada, muchos de los alumnos a los que entrevisté me comentaban que ellos cuando iban a entrar decían: “quiero que me toque con la señorita Chelo”.
Hoy, cuando muchos de aquellos alumnos que ahora son médicos, maestros, empresarios y de todos los sectores de la sociedad lean estas líneas, seguro que recodarán y derramarán una lágrima por la señorita Chelo.
Poco ha disfrutado de su jubilación, pues nada más comenzar esta etapa, una leve enfermedad se complicó y agravó su estado en el primer cuatrimestre de este año permaneciendo hospitalizada hasta hoy día 1 de diciembre de 2011, en que ha fallecido.
Para todos los que la tratamos, padres, alumnos, compañeros y miembros de la A.P.A., hoy es un día triste.
Pero nunca olvidaremos su sonrisa. Sonrisa que muy especialmente dedicaba a sus queridos niños, desde la etapa más infantil hasta que ya mayores abandonaban el colegio con su título de Graduado Escolar.
Encontrarnos con Chelo en cualquier calle era motivo de charla y recuerdo del colegio y de sus niños, como ella decía.
Desde esas líneas mi más profundo pésame a su esposo Carlos, sus hijos Carlos y Carlota y a todos sus compañeros.
Pido una oración por el eterno descanso de Chelo, que seguro que allí arriba tendrá un lugar desde donde nos mirará con la misma sonrisa y alegría que siempre tenía.
Chelo, en nombre de la familia Pérez-Villoslada, queremos decirte que no te vamos a olvidar nunca.

Enrique Pérez Raya

A Chencho

Decir "Chencho" nos trae a la memoria el abuelo que encarnaba el bueno de Pepe Isbert en la película "la gran familia". Entrañable, cascarrabias pero lo que más llamaba la atención era su papel de "abuelo". Abuelo de Chencho.  Abuelo que angustiado buscaba a Chencho en la víspera de la Navidad. 
Chencho hoy, es un abuelo entrañable. Estar con Chencho es disfrutar de una buena compañía. Disfrutar una conversación en una mesa de camilla con Chencho es aprender de su veteranía y su buen hacer.
Hoy me he tropezado con él, sólo unos minutos en cualquier esquina de la ciudad. Y en solo unos minutos me ha dejado pensativo. Desea que charlemos.... Pero ¿qué espera de mí? Si soy yo el que tengo que aprender de él.
Hemos conversado poco. Lo más normal en dos jubilados: "me duele", "no duermo". Yo cuando hablo del dolor, siempre recuerdo esto que me dijo un médico, buen amigo y experto: "Acostúmbrate a vivir con el dolor que es tuyo y para toda la vida". Y no es que él no intente poner remedio a mi dolor, sino que me enseña a aceptar lo que hay. Y así es mejor.
Y a Chencho le ha extrañado que le recuerde eso. Dice que es admirable pensar así.
Chencho en su vida, ha sido (y es), buen padre de familia, buen esposo, buen profesional, buen abuelo y ahora un buen jubilado que ayuda a todo el que puede. No se separa de su mujer. Cuida de sus nietos cuando es necesario. Visita a sus familiares. Ayuda en su parroquia y distribuye la Comunión a enfermos. ¿Se puede hacer mejor bien que esto? 
Chencho puedes estar satisfecho de tu jubilación. Disfruta de esta etapa que ahora vivimos. Etapa de "júbilo".
Para mí es un honor Chencho que nos veamos y conversemos. Seguro que aprenderé mucho de tí.