Hace unos meses me enteré de que un campotejero, con raíces profundas en su tierra se ha dedicado a recopilar fotos antiguas de Campotéjar y sus gentes.
Portada del libro |
José Luis, en la foto que tiene en su facebook |
Para empezar debo decir que no nací en Campotéjar, solo viví dos años (entre los 8 10 años de edad), pero tengo muchos y muy buenos recuerdos de su escuela, sus calles y los niños de aquellos años. Me remonto nada más y nada menos que años 1951 y 1952.
Dos personas en mi memoria: Don Ignacio Sánchez Ontiveros, párroco; y Don Jacobo Morales Martín, maestro.
Nada más llegar Don Ignacio me acogió como monaguillo. De aquella iglesia, de su pequeña sacristía y de la torre y el reloj conservo muy buenos recuerdos. Tanto es así que por aquellos años el reloj que existía no funcionaba, y a base de aceite en un engrasador que me dió Vicentín de su carpintería y mi entusiasmo, conseguí que funcionara. No estaría averiado, simplemente abandonado. Y allí en las escaleras de la torre en la pequeña esfera movía las manecillas que al mismo tiempo le hacían girar a las grandes agujas exteriores, hasta que funcionó.
Como no, recordar aquellas carreras de la Virgen de los Remedios por la "carrera", en el mes de abril día de la patrona. Y de aquella procesión en la que se intentó suprimir la carrera porque llovía y había mucho barro, y lo que intentaba el párroco es volver pronto a la iglesia para que no se deteriorara la imagen. Pero aún así, hubo parada frente al bar que en aquellos años se conocía como el "bar de Ibáñez" y pasados unos minutos de tira y afloja, alguien dio aquel grito de "viva la Virgen de los Remedios" y a punto estuve de ser atropellado con sotana y roquete si no me aparto.
En cuanto a Don Jacobo ¿qué voy a decir? El pueblo de Campotéjar tiene un buen recuerdo de aquel maestro bonachón, al que por cierto conseguimos darle un homenaje. Si es cierto que tuve la idea, pero si no encuentro personas tan entusiastas en contactar con unos y otros, preparar el restaurante y reunirnos a todos no hubiese sido posible. Don Jacobo y sus hijas siempre me recordaban aquél día.
Y de los amigos no tengo más remedio que recordar aquellos dos primos que eran Antonio Hernández-Carrillo y Emilio (ya no recuerdo si era Martínez Lozano ó Lozano Martínez). Pero fueron dos personas que me ayudaron mucho y me defendieron contra aquella discriminación que sufrí un poco tiempo por eso de ser "el forastero". Pero la gente era muy buena. Todo era cosa de niños.
Ahora, y es a lo que quiero referirme, José Luís Hernández-Carrillo ha dado ese paso importante de recopilar fotos y recuerdos. Libro al que parcialmente he tenido acceso pero espero pronto tenerlo impreso, y recordar aquellas gentes y aquellos años.
Y para terminar esta crónica, tengo que recordar aquellas "comedias" que representamos con objeto de recaudar dinero para comprar unas campanas. No era yo el que tenía que actuar. Naturalmente se le ofreció el papel a otros niños, pero no se si era por vergüenza o timidez que lo rechazaron. Y al final se me ofreció a mí esa oportunidad. Primero vinieron aquellas tardes-noches de ensayo en la casa de Don Jacobo. Y al fin, la representación de aquellas dos obras: "El contrabando" y "El cuarto mandamiento". Tanto recuerdo guardo que podría volver a representar aquel papel ahora. Con Ferrán y otras personas que al final cantábamos aquello de:
- -Señoras y señoritas,
- no riáis con tantas ganas
- que el dinero que juntemos
- es pa'que toque las campanas.
Así de esta manera paso muchos ratos recordando aquellas personas, las calles, la fuente, la plaza, su iglesia y cada uno de los rincones y momentos vividos en Campotéjar.
Me encontré la sorpresa y la satisfacción, de leer, en el mismo lugar donde hice las primeras lecturas en castellano, mientras el sacerdote las leía en latín. En aquellos años sin ambón ni micrófono. |
Otras fotos del homenaje a Don Jacobo Morales Martín, Maestro en Campotéjar aquellos años.