El más pequeño de la familia Goicoechea-Acosta, el menor de los once hijos, se ha casado.
Iñaki y Rocío, Rocío e Iñaki, nos han hecho pasar un día maravilloso en Córdoba.
Y es que, en esta familia hay paz y alegría. Y eso se palpa en el ambiente. Desde el momento en que recibimos la invitación, soñábamos con este día 23 de Octubre de 2010. Porque sabíamos que íbamos a disfrutar de una jornada en la que la unión y el cariño de esta familia irradia y se transmite a todos.
Y aunque se iba a tener muy presente en el recuerdo a Jesús y Misael, padres de Rocío e Iñaki, la fe de esa familia no iba a empañar esta jornada de alegría, porque ya desde la ceremonia religiosa se pedía "para que desde el cielo los ayuden y apoyen en este Matrimonio".
Y con este clima y confianza en que íbamos a disfrutar de un día muy familiar y llenos de alegría, llegamos a la Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba. Y en la puerta comenzamos a congregarnos familiares y amigos. Conocidos y menos conocidos se nos presentaban y nos presentábamos unos a otros para formar una gran familia a ún más grande de la que ya forman los hermanos Goicoechea-Acosta.
Araceli Acosta, la madre de Iñaki, nos abrazaba a todos con esa sonrisa que nunca pierde. Y abrazó emocionada a Elisa, -mi esposa-, porque hasta un par de días antes de la boda teníamos nuestras dudas sobre si podríamos asistir. Y Celita, como cariñosamente le llamamos lo sabía. Pero la fuerza de voluntad de Eli puede más que todas las adversidades y allí estábamos. Llegamos desde Granada los hermanos Villoslada Cazenave y los que formamos sus parejas, Enrique, Marisol, María Luísa y María Angustias, para vivir este día grande.
Y entre saludos me llegaban los recuerdos de cuando yo comencé a visitar Villa Aracel, siempre con la abuela Rosario que era el lazo de unión de nosotros con los Goicoecha-Acosta. Y allí, con el matrimonio Misael y Araceli sus todavía muy pequeños diez hijos. Y digo solo diez porque llegué con Eli para el bautizo de Iñaki. Y allí encontré una GRAN FAMILIA presidida por tía Araceli, la abuela de Iñaki. Allí pasamos jornadas enteras jugando al ajedrez y al pin-pon. Allí en aquel confortable porche nos fumábamos nuestras cachimbas de tabaco traído de Canarias. (Fredi ¿recuerdas?)
No voy a mencionar aquí los nombres porque ya faltan muchos, pero sí los tenemos a todos en el recuerdo y en mi archivo hay multitud de fotos que recuerdan aquellas jornadas al principio de la década de los 70.
Y también allí en Villa Araceli pasamos algunos días y noches Eli y yo con nuestro hijo Enrique muy pequeño, cuidando de ese inmenso caserón cuando la abuela Araceli hizo un viaje y la "gran familia" veraneaba en Aguadulce. Y esas noches las recuerdo como los viejos cuentos de lobos, con el aullido de los perros y las noches tranquilas de luna llena asomando por entre las ramas de los árboles.
Después vendrían nuestros hijos Enrique, Miguel Ángel, Ignacio y Jesús. Ellos sienten igualmente un recuerdo especial de Villa Araceli, porque cuando los llevábamos pequeños eran agasajados y entretenidos por todos y cada uno de los hijos de Misael y Araceli.
Los recuerdos me hacen desviarme de lo principal de este momento, que es la boda de Iñaki y Rocío.
No voy a entrar en relatar la peciosa ceremonia religiosa presidida por el Padre Luís Aparicio porque la hemos vivido todos. Pero para los que conocen a la familia y no han podido asistir decirles que ha sido una solemne ceremonia en la que el Padre Luís Aparicio ha tenido junto a él en el altar a la pareja como protagonista. Y el pequeño folleto elaborado por Rocío e Iñaki nos queda como recuerdo con las Lecturas, la peticiones de los fieles y la fórmula elegida para la ceremonia, propia y personal de la unión matrimonial de Iñaki y Rocío. Y majestuoso el coro y toda la música que han elegido y que ha acompañado a la ceremonia.
Y aunque eso era lo importante, pero como es normal en estos casos iba acompañado de una comida que se ha celebrado en el hotel AC Cordoba Palacio. Pero previamente los novios y los invitados, hicimos el recorrido a pie desde la Iglesia hasta un lugar histórico como son las murallas para hacer las fotos de familia.
Y al llegar al salón preparado para la comida, otra sorpresa de los novios: No nos sentaron juntos a los más conocidos, sino que nos dispersaron. El objetivo se cumplió y era que compartiéramos este tiempo para conocernos mejor los que menos o poco contacto habíamos tenido previamente. Nuestra mesa la número 5, tenía por título "LA GRAN FAMILIA". Y aunque ahora no tengo los nombres de todos, coincidimos con la pareja formada por Llanito y su esposo. Llano para los que no lo saben es hija de Antonio Cabrero y Rosario Acosta.
Y muy cerca de nosotros la mesa presidencial de los novios con sus respectivas madres y las hermanas de Araceli Clara y con Antonio Cabrero y el padrino.
Y como colofón no podía faltar el baile. Y la pareja demostró las clases de baile que han tenido previamente. Demostraron que saben bailar y contagiar a todos de esas músicas y bailes para que todos participáramos.
Pero nosotros a las siete de la tarde teníamos que volver a Granada con Enrique Villoslada y María Luísa. Y Miguel, María Angustias Villoslada y Maria Angustias Martín. Pero el baile y la tarde festiva continuaba.
A nosotros y creo que a todos, nos queda el recuerdo de un día entrañable.
Y a mí, junto a mi esposa Elisa María, -gracias a la que he podido disfrutar y disfruto de la compañía de la GRAN FAMILIA GOICOECHEA-ACOSTA-, nos queda el recuerdo emocionado de ese día grande.
Deseamos para la nueva pareja MUCHÍSIMAS FELICIDADES y que vivan muchos años juntos y felices porque entre otras cosas tienen el ejemplo de Misael y Araceli, con muchos años de matrimonio, muchos hijos, mucha descendencia y muchísima felicidad.
Y aunque hay un dicho popular que dice: "la unión de la familia no se mide por el número de miembros, sino por la unión que hay en ellos", hay otro que dice que "una buena familia, comienza con un buen ejemplo de los padres". Y yo añadiría que: la familia que crece unida y reza unida, permanece unida.
Y recordar, Iñaki y Rocío. Leí en una ocasión una frase que no he olvidado, no la olvidéis vosotros tampoco: "Amar a una persona no significa apoderarse de ella, sino entregarse por su felicidad".
Y termino con esta frase de la famosa obra del Talmud que tengo en mi blog: "Mucho cuidado con hacer llorar a una mujer, ¡que Dios cuenta sus lágrimas".
MUCHÍSIMAS FELICIDADES
Rocío e Ignacio
Iñaki y Rocío
=======================================
En una próxima entrada, que en el orden estará antes de esta pequeña crónica, más fotos.
======================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario