sábado, 18 de septiembre de 2010

¿De verdad, que faltan sacerdotes"

¿De verdad que faltan sacerdotes? Si analizamos algunos casos que se están dando en Granada, habría que decir que no. Veamos: Conozco a un sacerdote que ejercía de párroco en una pequeña parroquia a escasos 10 kilómetros de Granada. En edad de jubilación, pero feliz con su trabajo después de más de 50 años de sacerdocio. Hace un par de años el Sr. Arzobispo le indicó que debía dejar la parroquia. De nada sirvieron los ruegos pidiéndole al menos un año más, ya que se encontraba bien de salud y satisfecho, tanto él como sus feligreses, de la labor que estaba realizando. De nada sirvieron las súplicas. Tuvo que abandonar la parroquia, darse por jubilado totalmente, y buscar un sitio donde poder celebrar la Misa diariamente. Esto le supuso entrar en una depresión que gracias a Dios parece que ha superado. Ahora se repite en otro sacerdote en edad de jubilación pero que ejerce de su labor en una parroquia con todas las consecuencias: Misas, catequesis, despacho parroquial, enfermos, grupos parroquiales, etc. etc. El Sr. Arzobispo le citó a su despacho para notificarle que debe abandonar la parroquia a primeros de octubre. Igual que en el caso anterior le ha pedido seguir un par de años más, ya que se encuentra perfectamente y en una buena sintonía con los grupos parroquiales y feligreses en general. Ahora anda buscando donde encontrar un sitio para celebrar la Misa diariamente. Me preocupa su estado de ánimo porque piensa diariamente como se van organizar todas las actividades del curso que viene con el relevo que se le ha preparado. Al parecer, según he podido saber se trata de “la Familia Religiosa del Instituto del Verbo Encarnado, que según puede verse en internet, fue fundada por el padre Carlos Miguel Buela y tuvo sus comienzos en Argentina, el 25 de marzo de 1984. Pero es que, además de ejercer la labor parroquial, ocuparán todas las viviendas de la Parroquia. Por lo que los que allí tienen su vivienda habitual, igualmente serán desplazados. Del relevo nada que objetar, porque además es sabido que nos venimos quejando de que hay muchos sacerdotes mayores y creemos que la “iglesia” necesita de “pastores” jóvenes. Pero la pregunta o preguntas, serían: ¿Es correcta la forma de jubilar a un sacerdote entregado a su labor pastoral y con casi 35 años en la misma parroquia? ¿No podría reforzarse la labor con este u otro grupo quedándose los sacerdotes actuales en la misma parroquia, aunque solo sea por su gran experiencia y conocimiento de sus feligreses? ¿Cómo aceptarán los grupos parroquiales y los feligreses en general este cambio, teniendo en cuenta,-si es verdad este relevo-, la diferencia de culturas? Habría que plantearse otra cuestión. Se nos pide constantemente que colaboremos y nos comprometamos con labor parroquial. A cuantos nos involucramos en estas tareas, sería lógico y razonable, que si no se pide la opinión, al menos se nos informase del cambio que se va a producir. Al fin y al cabo todos somos y formamos “LA IGLESIA”. Pero al parecer eso no lo entiende así el Sr. Arzobispo de Granada. Después llegará el “día del Seminario” y se nos pedirá nuestra oración y aportación económica porque hacen falta sacerdotes. Mientras, se procede a “jubilar” (yo diría que arrinconar), a sacerdotes que con su entrega, conocimiento y buena voluntad, siguen –y están dispuestos a seguir a pesar de su edad-, entregándose a la importante labor pastoral, porque son conscientes de que “las mies son muchas y los obreros pocos” (Mat. IX,37).

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