lunes, 27 de septiembre de 2010

LA PROCESIÓN DE LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS

Muchos recuerdos me trae personalmente la procesión de la Virgen de las Angustias. Por una parte las primeras procesiones de las que tengo recuerdo. Me traían mi padre, mi tío Paco y mi primo Chele. Bien es verdad que ninguno era demasiado religioso. Por eso nunca he podido saber porqué me llevaban a ver la procesión de la Virgen de las Angustias. En los años 1961 y 1962, trabajaba yo de panadero en el horno de Santo Domingo de la calle Aguado, esquina a la sacristía de esta Iglesia. Y al llegar esta fecha, su propietario Ramón Martínez Ontiveros (que en paz descanse), hombre que nunca olvidaré por el buen trato y el cariño que me profesaba, me propuso vender tortas con lo que me ganaría unas pesetillas. Y acepté claro está, no estaban las cosas para despreciar esta oportunidad. Y hacia las tres de la tarde cargué un triciclo y me dirigí a la plaza del Campillo, y me paré frente a lo que hoy es Bar Chikito. Saqué varias tortas y las puse encima de la tapa del triciclo. Y así iba sacando conforme iba vendiendo. Y recuerdo que en menos de dos horas ya había terminado y volví a horno causándole gran extrañeza a Ramón. Y es que las tortas que allí se hacían eran muy especiales. Otro recuerdo es del año 1965 en que precisamente era igual que este año 2010 el día 26 domingo. Cumplía yo mi servicio militar en el cuartel de Automovilismo de Granada y me presenté voluntario para cubrir carrera, porque pensaba con razón, que era la única oportunidad de mi vida. Aunque ya ese mismo año gabía cubierto carrera en la procesión del Corpus y fue una experiencia que nunca olvidaré. Por eso me presenté voluntario para acompañar a la Virgen, a nuestra patrona en la procesión por las calles de Granada. Y trás varias sesiones de entrenamiento llegó el domingo y desde primeras horas de la tarde estuvimos limpiando y dándole brillo a las botas, al correaje, a las cartucheras y por supuesto al mosquetón. Y muy temprano formamos en el patio para hacer unas nuevas demostraciones. Pero pronto comenzó a llover y tuvimos que refugiarnos en uno de los angares de los talleres. Así estuvimos, ya en posición de dencanso, o repasando lo que nos habían enseñado para este acto. Pero poco antes de las seis de la tarde llegó la noticia al cuartel: "Se suspendía la procesión por la lluvia". Algunos, creo que fueron pocos, se alegraron. Pero muchos de nosostros lo pasamos mal porque teníamos esa ilusión de cubrir carrera a la Virgen de las Angustias, a nuestra Virgen de la Carrera, a nuestra patrona de Granada. Y más tarde en el año 1969. Me cogió esta fecha de la procesión en la Universidad de Alcalá de Henares realizando un curso obligatorio de prácticas de funcionario al haber aprobado las oposiciones al Estado. Este año el domingo era día 28. Y este año, tenía doble motivo para querer venir a Granada. Por un lado era ver la procesión de la Virgen de las Angustias y por otro ver a mi novia (la que afortunadamente es mi mujer desde hace 37 años) y con la que llevaba escasamente un año en relaciones. Y aprovechando que mi cuñado Nacho también quería venir a ver a su familia, lo esperé en la fábrica donde él trabajaba la tarde del sábado día 27, ( ese año el domingo cayó en día 28. Y en su 600, tomamos la carretera N-323 y trás casi 7 horas, cerca de las diez de la noche llegábamos a Granada. Y a esa hora pude ver a mi novia, ya que él se encargó de que bajara (porque yo todavía no subía a su casa). Y el domingo vimos juntos la procesión junto con los que después serían mis cuñados Enrique y María Luisa. Y después, los tres me acompañaron a la estación de RENFE para tomar el tres exprés de regreso a Madrid porque Nacho se quedaba unos días con su familia. Todavía tengo en mi memoria la imagen de Eli, María Luisa y Enrique diciéndome adiós. Un "adiós" que yo respondía desde la ventanilla con una tristeza por separarme de ellos; pero muy satisfecho porque estaba realizando ese curso que me dió la oportunidad de incorporarme comu funcionario. Tres efemérides. Tres procesiones especiales que nunca olvidaré, porque cada año las recuerdo como si las estuviera viviendo. SON MIS COSAS.

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