Cómo celebraba yo de pequeño y como celebramos hoy la fiesta de los Reyes Magos en nuestra casa
Aunque tengo muy buena
memoria, en el caso de la fiesta de los Reyes Magos debo decir que mi memoria
en este caso es como el río Guadiana, que desaparece y vuelve a aparecer.
Cuando a finales de la década
de los 50 y principios de los 60 yo era un niño muy pequeño pero tengo muy
buenos recuerdos. Dentro de las posibilidades de mis padres, -algo que yo aquel
momento yo no podía valorar, tenía mucha ilusión por esa noche.
Mi madre y mi padre, me
llevaban a ver la cabalgata que habia en mi pueblo. Y posiblemente por la emoción
de aquellos momentos no recuerdo llevar a mi hermana mayor, porque la pequeña
es lógico porque solo contaba en aquel tiempo con dos o tres años.
Imagen de internet que corresponde a
la cabalga de Reyes en 1956 en Churra /Murcia), similar
similar a lo que sería la cabalgata
en mi pueblo en aquellos años. |
El recuerdo que tengo de
aquella cabalgata de Benalúa de las Villas consistía en una estrella que iba
abriendo el cortejo y, que yo recuerde, se componía solo de tres caballos con
sus tres reyes subidos y unos pajes cuya misión era llevar cogidos los caballos.
Y en seguida nos íbamos a
casa porque tenía que estar acostado cuando llegaran los reyes, porque si
estaba despierto no me dejaban nada.
Después, ya acostado, oía
las herraduras de los caballos en la puerta de mi casa que estaba empedrada
como la mayoría de las puertas de las casas del pueblo en aquellos años.
Cuando llegaban con mucho
cuidado mi padre me sacaba de la cama y me decía, “no hables para que no te
oigan”. Yo no quería que me vieran, por eso con la luz apagada mi padre y mi
madre, abrían los postigos de la ventana y veía los caballos en la puerta.
En seguida mi padre me
acostaba y me arropaba hasta la cabeza. Primero porque en mi pueblo siempre hacía
muchos frío, -como sigue haciendo-. Y después porque no debían saber los reyes
que yo los había visto.
Al amanecer iba al lado
de la ventana y allí encontraba mis regalos, que eran una sorpresa porque que
yo nunca podía pedir. Lo que yo pedía era algún libro de lectura, por supuesto sin título ni
autor y un lápiz, goma de borrar y alguna pluma, palillero y el tintero (no
existían los bolígrafos). Pero recuerdo las grandes sorpresas que me trajeron.
Un año fue una bicicleta de tres ruedas de chapa, el asiento de madera con un
dibujo. Otro año fue un tranvía de chapa amarillo con el anuncio de “cinzano” y
otro año fue un caballo de cartón. No olvido esos tres regalos.
Aquí se acaban mis
recuerdos. Porque con el traslado desde Benalúa a Campotéjar y Montillana,
posiblemente como la economía iba a menos y mi made cayó en lo que hoy
conocemos como depresión, se debieron perder los regalos y por tanto se
perdieron mis recuerdos.
Pero como el río Guadiana,
veinte años después ya cuando yo tenía 26 o 27 años, era a finales de la década
de los 60, con mi noviazgo volvieron a venir los Reyes. Con mucha ilusión les
pedía algo para ella y ella para mí.
También los abuelos tuvimos nuestros regalos el pasado año |
Y lo mejor estaba por
llegar. Cuando nacieron nuestros hijos en casa de Eli mi mujer, se celebraba de
una manera muy especial. Los reyes en casa de la abuela -como recuerdan
nuestros hijos- eran una gran fiesta. Una habitación se dedicaba ese día a los
Reyes y allí dejaban muchas cosas. Juguetes para los nietos y regalos distintos
tanto para los mayores. Todos éramos tratados por igual, lo mismo hijos que
nueras y yo que era el único yerno. Abrir la puerta del cuarto, era todo un
misterio y una ilusión. Delante la abuela y detrás todos los nietos que
llegaron a ser quince y algún año diecisiete. A eso unimos los hijos y los
consortes. La verdad es que el paje María Angustias fue siempre imprescindible
para montar esta fiesta y a ella debemos ese recuerdo. María Angustias sigue
siendo intrépida y hace el esfuerzo para mantener esa ilusión y la idea de la
abuela Rosario, -su madre-. Después de abrir y ver los regalos, para comer nos íbamos
a tomar bocadillos a un bar en Pedro Antonio de Alarcón y después cambiamos a
un restaurante para poder tener a los niños sentados y controlados. Y de nuevo
a casa de la abuela a merendar las tortas que Aito tenía preparadas y el roscón
de reyes. A Aito la seguimos recordando todos incluidos sus sobrinos de una
manera especial estos días. Como disfrutaba ella viendo sus sobrinos y sobrinas
buscando sus regalos y abriendo paquetes.
El chocolate con churros que nos tomaremos a las 1o para después abrir la puerta del salón a ver qué nos han traído los RR.MM. |
Y nosotros les hemos
inculcado esto a nuestros hijos, y aunque de otra forma, pero seguimos
celebrando esta fiesta y nos intercambiamos algunos regalos que traen los Reyes
Magos. Al tiempo que recordamos a la abuela Rosario y a Aito que ya no están
con nosotros.
Ahora escribo este
recuerdo a la media noche, mientras los Reyes siguen repartiendo y esperando
que lleguen a nuestra casa. Porque a las diez esperamos a nuestros hijos con
sus esposas que son nuestras hijas, y a los cinco nietos que ahora tenemos. Desayunaremos
chocolate con churros aquí en la casa y después abriremos la puerta del salón,
donde se supone que los reyes habrán dejado los regalos para los pequeños y
algo, alguna sorpresa, para los mayores, que así de esta manera rememoraremos
aquellos años en la casa de la abuela Rosario.
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