El Cabildo
había decidido que el pilar de la Puerta de Elvira se colocara en la esquina de
la calle nueva que se estaba abriendo hasta San Jerónimo y como aún quedaban
obras pendientes en el Rastro a pesar de que se había terminado en 1612,según
de leía en la inscripción colocada encima de la portada, el Cabildo ordenó en
agosto de 1614 que, Pedro López y los comisarios de la obra del Rastro
cumplieran con lo que se había decidido y pusieran el pilar en la puerta de
Elvira, encañando el agua del manantial de la Fuente Nueva para su
abastecimiento y los gastos que se originara se cargarían en la cuenta de las
obras del rastro.
Como la
cota del manantial estaba mucho más que la que ocuparía el pilar, se optó por
situarlo en la Puerta siguiente de de la Feria, en cota más baja que la
anterior y aún así, no fue suficiente por lo que hubo de tomar el agua de la
acequia que se está abriendo para el barrio de San Lázaro, que provenía de la
de San Juan de los Reyes.
El espacio
que, por fin, se intentaba urbanizar con el adecentamiento de los muladares y
el desplazamiento del matadero, era una zona poco cuidada y la feria de ganado
que se celebraba todas las semanas, reforzaba el mal trato que se le daba al
pilar, ya que dos años después, se encontraba roto y seco, porque le habían
usurpado el agua y el Cabildo tuvo que entablar un pleito para poderle
restituir el suministro.
El pilar
era de piedra, “muy curiosa” según dice Jorquera, con dos caños de agua y sobre
el frontal de la pila se alzaba un león que sustentaba un escudo con letras
doradas con la siguiente inscripción: “Granada
mandó hacer esta obra, siendo corregidor don García Bravo de Acuña, caballero
del ábito de Santiago”, Comendador de la Oliua del Consejo de su majestad, Año
1616”.
Fue
reconstruido en 1671, con las dimensiones que han llegado a nosotros. Es de
piedra parda y muy alargado, como si se hubiera tenido la intención de que
sirviera de abrevadero, y de hecho sirvió para esto y otros menesteres; la pila
acomodada a una esquina del muro de la calle, la cierra un pretil muy ajo y en
los pequeños frontis laterales, aparecen dos rosetones de los que surgen los
caños de agua, uno la servía de la acequia de Aynadamar y el otro del Darro, con una extensa leyenda en lápida de
mármol blanco, apenas legible y ya restaurada en el 2009, que dice: “Granada mandó edificar este pilar siendo
corregidor el Sr. D. Diego de Salvatierra y de Burgos, caballero del orden del
Señor Santiago, señor de la villa de Salvatierra y de Fraci, regidor perpetuo
de la ciudad de Salamanca, Administrador superintendente general de todas las
reales rentas de sus majestades, la ciudad y su reinado. Año de 1671” Sobre esta se abrió después una hornacina,
probablemente en 1709, con motivo de unas reformas que le hicieron, que fue
adornada con un cuadro de la Virgen de las Angustias. La desaparición de este,
junto a los actos vandálicos y mala conservación del pilar, llevaron al
Ayuntamiento a ocuparse de su restauración (2008-2009), eliminando los grafitos
que lo afeaban u restituyendo el cuadro de la Virgen por una litografía
distinta de la que hubo antes.
Su
abastecimiento siempre fue problemático debido, principalmente, a la
irregularidad del abastecimiento de la acequia de San Juan, de donde se surtía
el pilar, a través de una larga cañería denominada ramal del pilar de la Puerta
de Elvira, que tenía su tomadero a la entrada de la calle del correo Viejo y en
su recorrido por la calle de Elvira tomaban de él trece casas que reducían en
un real fontanero, los dos y medio que debían partir de su origen, gracias a
que nueve de ellas eran de retorno del agua, la mitad de la que llegaba el
tomadero del pilar, iba destinada a surtir doce casas de la Tinajilla, por lo
que el pilar se abastecía con menos de un litro de agua por segundo.