martes, 1 de diciembre de 2020

El Padre Villoslada

 EL PADRE RAFAEL VILLOSLADA PEULA SJ

(Reseña de su vida, escrita pocos días después de su muerte, en 1985, por el padre Mariano Prados SJ, espiritual de los primeros años del Colegio Safa de Úbeda, amigo y gran conocedor del padre Villoslada).
Inicia su vida como jesuita

El 30 de diciembre pasado, fallecía en Granada el padre Rafael Villoslada Peula, de la compañía de Jesús, a la edad de 85 años. Había nacido el 8 de junio de 1900, cuando el siglo XX agonizaba para dar paso al siglo XXI. Apenas cumplidos los quince años edad entonces requerida , el 9 de junio de 1915 entró en Granada en el Noviciado de la Compañía de Jesús. Joven de salud precaria y enfermiza, no ofrecía esperanzas de grandes futuras actividades: un poco de labor de confesonario, alguna que otra práctica, y poco más se podía esperar de él. Terminados trabajosamente sus estudios, se ordenó de sacerdote y celebró su primera misa en la Capilla Doméstica de Cartuja, el 2 de julio de 1928.
Destinado en Granada
¿Quién pensó que se podía esperar poco de él? Fue destinado, primero, a la Residencia de Granada. Cuando, al terminar nuestra guerra, se abrió de nuevo el Teologado de Cartuja, fue nombrado Director Espiritual de los seminaristas de Granada, Jaén, Almería y Guadix que, reducidos a la mínima expresión por las muchísimas bajas causadas por la guerra en provincias y diócesis que quedaron en la zona republicana, fueron admitidos a vivir en nuestro Teologado de Cartuja a petición de monseñor Agustín Parrado, Arzobispo de Granada y Administrador Apostólico de las diócesis de Almería, Jaén y Guadix, cuyos obispos habían sido asesinados.
Situación de la España de la posguerra
Aquí esperaba Dios al padre Villoslada. La situación de España al terminar la contienda era ciertamente lamentable: una nación empobrecida por la guerra, una guerra mundial que viene a dificultar e imposibilitar la recuperación, un cerco inicuo decretado por la ONU, hacen que España padezca una auténtica pobreza, hambre, mucha hambre, falta de domicilios, infinidad de niños huérfanos o abandonados por la huida de sus padres, y sumidos consiguientemente en la más espantosa miseria.
Apuesta por solucionar la pobreza de los niños
El padre Villoslada comprendió la situación y concibió su plan: ser el padre de tantos niños sin padre. Tropezó, ¿cómo no?, con la oposición de algunos que no le entendieron. (Por lo visto, los ministerios de la Compañía habían de ser únicamente con los de gente pudiente). Pero tuvo la suerte de tener por Superior a un hombre verdaderamente eminente y que con toda clarividencia comprendió la situación: el reverendo padre José Antonio de Aldama, hace años ya difunto. Este hombre se hizo cargo de la situación de extrema necesidad por la que atravesaban las provincias andaluzas (sobre todo las que había estado en la zona republicana), y prestó su apoyo total a la iniciativa y obra del padre Villoslada.
Alcalá la Real, escuela madre


Dios da las cualidades necesarias a aquellos a quienes elige para una obra. ¿Cómo iba a poder un pobre religioso pensar en una obra que exigía cuantiosos medios económicos? Porque el padre Villoslada, me consta esto, pensó desde el principio en centenares, en miles de niños abandonados. Empezó su obra por Alcalá la Real, próxima a Granada, donde la generosidad de doña Mercedes Montañés pudo hacer realidad una escuela, que con razón puede vindicar para sí el título de escuela-madre de la gran institución de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia.
Úbeda y Andújar
Pero el centro de gravedad pronto se trasladó a Úbeda y Andújar. Úbeda es ciertamente el centro y casa directora de la Institución. Las autoridades locales favorecieron desde el principio la iniciativa. El alcalde de Andújar, don Tomás Escribano, ayudó a la creación del Centro. Don Bonifacio Ordóñez, alcalde de Úbeda, impulsó la compra de terrenos junto a la carretera de Jaén, donde poco a poco se fueron levantando los magníficos edificios que hoy contemplamos.
Villanueva y Villacarrillo
Injusticia sería callar la generosidad de la familia Benavides, que cedió casa y terrenos en Villanueva del Arzobispo; y a don Cristóbal Millán y a don Ramón Poblaciones, que hicieron posible la fundación de Villacarrillo.
Grandes dificultades
Todo hasta aquí parece que anda casi sobre ruedas. La realidad era muy diversa. Eran innumerables los niños recogidos a los que había que alimentar, vestir, instruir y hacerlos útiles para el futuro. Eran los tiempos duros en que faltaba todo y, especialmente, el dinero, con el que se adquiere lo imprescindible.
Fe y tesón
La fe y el tesón del padre Villoslada fueron muy superiores a todas esas dificultades. Pero por encima de esas cualidades naturales estaba su espíritu sobrenatural, su devoción y confianza sin límites en el Sagrado Corazón de Jesús. La Institución de la Sagrada Familia es, primero y sobre todo, un triunfo de la devoción y confianza sin límites en el Sagrado Corazón de Jesús. Eran los tiempos (hoy anticuados, desechados, desfasados) en que se empezaba la jornada diaria asistiendo todos los niños a la Santa Misa, en la que muchos de ellos comulgaban, y en que a media tarde volvían de nuevo a la capilla (capilla para mí inolvidable, pues en ella hice mis últimos votos), para rezar el Santo Rosario.
Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Hoy soplan otros vientos: reforzar la libertad de conciencia. La obra de la Sagrada Familia es, como he dicho, fruto de la creación y de la confianza en el Sagrado Corazón de Jesús.

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