miércoles, 25 de marzo de 2020

EL PADRE MANJÓN

De la Revista Nº 1, del año 1990, “aljbe”  Publicada por el Talles de Cultura Andaluza.

En Sagentes de Lora, provincia y diócesis de Burgos, nación don Andrés Majón, el 30 de Noviembre de 1846, quien años más tarde, sería el hombre bueno, el sabio, el canónigo  del Sacromonte que durante cuarenta y tres años explicó la disciplina  del Derecho en las Universidades de Salamanca, Santiago de Compostela y Granada, pero sobre todo, el ilustre pedagogo español, fundador de las Escuelas del Ave María.

Tuvo su origen esta gran Institución en una cueva, donde una "maestra" enseñaba a rezar a 15 niños y niñas. percibiendo por ello, 18 reales al mes.
Un día en que Don Andrés bajaba con su burra por la Universidad, se sorprendió al oír canturrear la doctrina cristiana; descendió dela burra, trepó por las veredas y halló en una cueva una mujer pequeña y vulgar, la María Miga", rodeada de chiquellos.
Al día siguiente, trató de localizar a la improvisada maestra y de pactar con ella su colaboración..  Aquella tan pomposamente llamada escuela, debía continuar. 
La Miga, seguiría inspirando y dirigiendo la cantinela de los pequeños. Pero él, sería el socio "industrial", abonaría el alquiler de la cueva, suministraría sobras de la comida colegial del Sacromonte y facilitaría a la educadora y a sus pupilos el acceso a los cultos de la iglesia de la Abadía. De acuerdo, la Maestra Miga, aceptó el pacto, pero en el periodo vacacional desapareció. Según manifestó don Andrés, "aquella mujer, pobre e ignorante, le enseñó más que los amigos sabios y cuerdos".
Había que empezar como fuera, sin esperar a planificaciones ni a soluciones financieras, y en el verano de 1889 compró un carmen, habilitó la edificación como escuela, al frente de la cual puso a una maestra titulada; corrió la voz de sus intenciones y el 1 de octubre se clocó a la puerta a la espera del alumnado.
Llegaron y fueron admitidos los catorce primeros niños que pronto se multiplicaron, desbordando todas las posibles previsiones. Dos fines elementales tenía aquella "escuelita" en la mente de Don Andrés: "educar a niños y niñas que fueran pobres". La rebeldía frente a la necesidad y a la rutina que entrañaba la obra de Don Andrés, se encaminaba a rectificar lo más torcido que era el abandono de la infancia pobre y dentro de esta, de las niñas. La mentalidad de la época y más en el Camino del Sacromonte las relegaba a la ignorancia y al fonde la cueva que servía de hogar.
Así, en los cármenes del Ave María, niños y niñas se desarrollaban física, moral e intelectualmente en la escuela, que no era el local en que todos se reunían sino que estaba en todas partes, lo mismo en las paredes de la Capilla que en los mapas fabricados con ladrillos en pequeños estanques, como en loa cuadros de jardinería convertidos en arsenales geográficos, como en la conversación familiar, como el andar de un punto a otro buscando y aprendiendo la orientación, como en la comida y en el juego.
La obra del Padre Manjón, trajo a Granada muy pronto grandes frutos, en 1900, concurrían a estas escuelas del Camino del Monte, más de mil alumnos y había en ella personal y material para diecisiete clases; además de una imprenta, talleres de carpintería y calzado, campos de experimentación, academia de Dibujo y MNúsita y un batallón escolar con bandas de música de cornetas y tambores.
Aspiraba el Padre Manjón a hacer de la Escuela una guía y sostén de la vida y un plantel de buenos maestros y rodear a Granada de escuelas, invadiéndola de pobres convertidos en educadores o en obreros inteligentes y honrados, dando un paso gigantesco en orden a la cultura y regeneración de la clase pobres de la capital.
Don Andrés Majón ocupa un puesto relevante entre educadores modernos por su obra pedagógica y social. 




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