PROYECTO
DEL DUQUE DE SAN PEDRO DE GALATINO
Y LAS
AGUAS POTABLES DE GRANADA
El
proyecto que concebía y que puedo ser realizable en otras circunstancias, llegó en un momento adverso,
porque el marqués de Casablanca ya tenía decidido que las aguas que alimentarían
el abastecimiento a Granada, serían tomadas en las dehesas de San Juan y del
Calvario.
La
primera vez que el duque de San Pedro toma contacto con el abastecimiento de
aguas potables, se produce al poco tiempo de acceder a la alcaldía Eduardo Navarro
Senderos. En una entrevista que mantuvieron ambos, aquél le prometió al Alcalde
que pediría en el Senado una subvención de tres millones de pesetas, para hacer
en Sierra Nevada un depósito de tres millones de litros de agua, con el fin de
distribuirlos en Granada por los canales que proyectaba abrir el Alcalde,
independientemente de las acequias que las conducían. De este modo, se
terminaría la problemática con los propietarios de aguas, que dificultaban la
realización de un proyecto de abastecimiento, alejando sus derechos en
perjuicio del interés público.
El Duque
ofreció al Alcalde, su concurso y colaboración para llevar adelante el proyecto
de canalización, asegurándole que el Estado concedería los tres millones de
pesetas para el Depósito de Sierra Nevada, y una vez construido sería propiedad
de la ciudad. Con la realización de este proyecto se conseguiría también,
destinar a los riegos el agua de las acequias que se consumían en la población.
(El
Defensor de Granada, 9 de febrero de 1923).
Ciertamente
era un proyecto ilusionante que contaba con el aval del Duque, pero la llegada
de la Dictadura de Primo de Rivera, en septiembre del mismo año, acabó las
influencias que aquél ejercía en la política y a la vez, su primera incursión
en el abastecimiento de aguas potables a la ciudad. Pero don Julio Quesada
Cañaveral y Piédrola, conde de Benalúa y duque de San Pedro de Galatino, no era
persona que fácilmente se retrajera en sus proyectos.
Desde
hacía algún tiempo estudiaba la posibilidad de construir un salto de agua para
la proyección energía eléctrica, habiendo encargado los estudios
correspondientes. El resultado fu el hallazgo de 18 manantiales en la vertiente
izquierda del barranco de San Juan, que fueron aforados por el Ingeniero de
Caminos adscrito a la División Hidrográfica del Guadalquivir, José Olías
Salvador, dando un resultado total de 217,5 litros de agua por segundo. (Carta adjunta
al folleto escrito por A. Cienfuegos, Antonio. Análisis Químicos-Bacteriológico
y Valoración Sanitaria de las Aguas de los Barrancos del Guarnón, San Juan,
Peña Partida y Zona Alta del Genil. Memoria adjunta a la carta-circular del
Excmo. Sr. Duque de San Pedro de Galatino. Tipografía Minerva. Sevilla, (S,F).
Como el
Duque no estuviera de acuerdo con la cantidad y calidad de las aguas elegidas
para el proyecto de abastecimiento de aguas potabls, que llevaa a cabo el
Ayuntamiento, le envió un escrito al Alcalde, con fecha 20 de febrero de 1927,
en el que le pedía que con el fin de proceder con toda seriedad a la toma de
muestras de los tres barrancos del Guarnón y Vadillo, San Juan y Genil, para
demostrar la potabilidad de las aguas, rogaba al Ayuntamiento, determinara la
persona que acompañara a su ingeniero para dirigir la forma de captación, con
todas las garantías de su exactitud, durante los meses del año, con la
finalidad de entregar dichas muestras a
la Junta de Sanidad y la Facultad de Medicina, para que no pudiera haber duda
de la formalidad y exactitud que habría de servir de base para los futuros
análisis. Para ello ofrecía abonar todos los gastos de personal, viajes y
estancias en el Hotel de la Sierra que se necesitaran. (Más conocida
como Hotel del Duque. Diario El Defensor de Granada, 24 de febrero de 1927).
Pocos
días antes de este escrito, el Alcalde había mantenido en su despacho una
entrevista con el Duque y ahora le contestaba públicamente, manifestando que
todos los peritos que habían estudiado la zona de abastecimiento coincidían en
que las aguas del alto Genil eran las mejores, como consecuencia de proceder de
la licuación de las nieves sobre terrenos cristalinos y a una altura en la que
no había vegetación ni vida animal. El aforo que habían obtenido los técnicos
en los meses de menos caudal en las dehesas, de junio a septiembre, excedía a
los 26p l/seg. necesarios y en cuanto a su calidad, cuando el Ayuntamiento
aprobara el proyecto, sería definitivo excepto en la parte sanitaria que debería
ser comprobada por los consejos local y central; en su día, esos centros darían
la razón a quien la tuviera.
El
Alcalde le había comunicado al Duque que para tomar en consideración la oferta
que le hacía de doce manantiales con 300 litros de agua, que el Ayuntamiento
debía expropiar por su cuenta, así como los pequeños predios regados por estas
aguas, a cambio de la concesión de un salto de 500 metros que podría formarse,
era preciso que diese la lista de los nombres y la situación de los
manantiales, para que fueran reconocidos, aforados y analizados. Respecto a la
petición de un representante del Ayuntamiento, para aprobar la calidad de las
aguas de la sierra junto al ingeniero contratado por el Duque, la denegaba
porque la comisión así formada no haría más que disputar y embrollar, siendo
interminables los asuntos si a cada opositor hubieran de concedérsele pruebas
particulares que su capricho dictara. “V.E. se atendrá a la ley, como todos, y
acatará el fallo de la entidad competente”. (Con esta frase conminatoria, el
alcalde, marqués de Casablanca, le dejaba muy claro al Duque de San Pedro, que
tenía la autoridad. Vid El Defensor de Granada, 24 de febrero de 1927).
No
obstante el duque de San Pedro encargó al catedrático de Higiene y
Bacteriología de la Facultad de Medicina de Granada, Dr. Antonio Álvarez
Cienfuegos, los análisis de las aguas que hacían en las cuencas de las dehesas
y barrancos del valle del Genil, en Sierra Nevada. Las muestras fueron tomadas
en varios días de los meses de marzo y mayo de 1927, en el barranco de Guarnón,
Genil, Vadillo o Peña Partida y en el barranco de San Juan, a 1.670 metros de
altitud. Los análisis químicos revelaron una mineralización de las aguas de los
barrancos, que las declaraban no solamente sospechosas, sino totalmente
inapropiadas como potables. (A.Cienfuegos, A. Análisis Químico-Bacteriológico y…Pags
3,5 y 10).
La
Memoria, redactada por el citado Catedrático, que se estaba imprimiendo en los
talleres de La Publicidad en Granada, fue incautada por la policía por orden
gubernativa y el Duque la envió a Sevilla en conde se imprimió y se repartió
después en Granada, junto con una carta escrita por el Duque, que copia
textualmente, por la importancia de los hechos que se desarrollaron
posteriormente hacia su persona.
“Madrid 9 de julio de 1927.
Sr.mio:
He leído en los periódicos de Granada sus comunicados con fecha 6 del
corriente. Para que no pueda Vd. volver a tergiversar la verdad me veo obligado
a contestarle aunque todo el público demasiado nos conoce a cada uno, nunca le
hará usted creer a nadie que mi persona (buena o mala) le ha podido mover el
vil interés, al acudir a la información pública que a última hora ha abierto
ese Ayuntamiento de su presidencia sobre la potabilidad y condiciones de las
aguas que usted HA IMPUESTO A GRANADA.
¡Por ahí debió usted empezar…hace tres años!
Si las aguas que usted ha elegido son o no son potables en días turbios
de suficiente potabilidad por ser aguas de nieve en días claros y poco
recomendables y peligrosas para GRANADA? Eso no es posible que sea un pleito
entre yo y un Alcalde o Cacique… Eso se discute y se resuelve entre AUTORIDADES
CIENTÍFICAS y con entera libertad. No como lo ha hecho usted imponiendo en la
Junta de la Provincia compuesta casi en su totalidad de AUTORIDADES POLÍTICAS,
pues allí solo asistieron con verdadera autoridad científica los doctores AMOR
Y RICO y ALVAREZ CIENFUEGOS, creo también que asistió el Sr. Sebastián médico
de la higiene de Granada, que por su condición depende de la autoridad
gubernativa.
Además, ese precioso (hay una
palabra tachada que está inteligible) procedimiento que usted emplea diciendo
que esta es una CUESTIÓN POLÍTICA…y botesiendo de la censura la facultad de
decir en la prensa lo que le viene en gana y que a los demás que hemos acudido
de buena fe a ayudarle, no se nos permita contestar en la misma prensa. Eso lo
dejo al juicio honrado del público y no quiero calificarlo. Qué política ni que
niño muerto?
Pero vamos a lo que a Granada interesa.
Cuando hizo usted público (por primera vez su permiso de poder informar
sobre las aguas) YO cumpliendo un deber y lleno de buena voluntad, acudí con
objeto de ayudarle a usted a conocer SIERRA NEVADA y le dije, por escrito que
“de resultad de tener yo (tras largos afanes y no poco gasto) estudiado un
SALTO DE AGUA conocía y tenía una serie de NACIMIENTOS fuentes que sumaban más
de lo que Granada necesita”. Que todos sabemos que las aguas de NIEVE son poco
recomendables.
Que además usted no tenía hecho análisis de esas aguas en días de
tormentas, lluvias y grandes deshielos que esas aguas de barrancos son una
verdadera infección. Y POR FIN QUE HACIENDO UN VERDADERO SACRIFICIO YO VENÍA A
DARLE A USTED UNA BUENA SOLUCIÓN CON ESOS NACIMIENTOS CUYA IMPORTANCIA USTED NO
CONOCÍA EN SU TOTALIDAD Y A CEDERTODOS MIS DERECHOS ADQUIRIDOS POR CONTRATOS
PARTICULARES. Y ASÍ LO HICE. A pesar que el estatuto municipal reconoce el
derecho de expropiación.
Al día siguiente envié a usted como ALCALDE y GOBERNADOR una lista exacta de todos los NACIMIENTOS PRINCIPALES
que están reunidos en una misma corrida
(advirtiendo que algo más barato era expropiarlos que la COLOSAL EXPROPIACIÓN
de las dehesas de SIERRA NEVADA a más de la NUEVA EXPROPIACIÓN que ahora
anuncia usted en otra ZONA de protección.
Y QUE SI ERA POSIBLE, me respetase el SALTO en que tantos afanes y
gastos llevo hechos. Esto acaso es pedir?
Que juzgue cualquiera si esto es lo que usted dice y repite en su
folleto y en la prensa dos veces. Tenga usted la gallardía y lealtad de
confesar que no conocía la SIERRA NEVADA ni sus aguas y que con notoria
impremeditación (quizá lleno de buena fe) decidió imponer esas aguas de los
BARRANCOS DE SAN JUAN BADILLO, etc., etc.
Por qué no ha tenido usted la honrada franqueza de publicar el ESTUDIO,
ANÁLISIS Y DICTAMEN del insigne y honrado doctor Álvarez Cienfuegos verdadera
autoridad en la materia?
Qué autoridad puede usted tener en ese folleto que le han hecho a usted
sin tener análisis periódicos de todas las épocas del año y en el que solo se
habla de un solo dictamen hecho en DÍA CLARO Y CON AGUA CLARA. Si esto no es
impremeditación. ¿Qué es? Además, que tampoco es muy satisfactorio el análisis
que usted tanto invoca. Para esa solución casi está hoy el habitante de Granada
lo mismo con su tinaja, sobre todo en los días de deshielo y tormentas tan
frecuentes en aquellos parajes. Por último recordará usted y el Gobernador que
al proponer yo la solución de mis nacimientos (haciendo mi deber), les dije
tanto a uno como a otro “que me bastaba que tuviese ya hecho aforo de la
cantidad necesaria, o sea, de los 240 litros que ustedes estiman, yo les rogaba
que hiciesen una comprobación de todo ellos.
Por qué no ha querido usted comprobar y sale constantemente en el
folleto y en la prensa diciendo que no hay aforo?
En vista de ello y para que Granada tenga conciencia de ello y nadie
pueda dudar, tengo el gusto y la satisfacción de publicar al final de esta
carta una copia literal del certificado oficial de la DIVISIÓN HIDROLÓGICA DEL
GUADALQUIVIR , del RENDIMIENTO DE LOS DOCE MANTIALES y sus derivados.
Por este documento oficial podrá ese Cabildo y GRANADA entera comprobar
que el rendimiento es de TRESCIENTOS DIEZ Y SIETE litros por segundo.
Queda usted contestado y queda su atto.
(Firmado) El Duque de San Pedro (Carta adjunta al folleto impreso).
La
contestación pública del Alcalde fue inmediata. Como los análisis encargados
por el Ayuntamiento era completamente favorables a las aguas elegidas,
consideraba la autoridad gubernativa que la Memoria publicada contrariaba, más
que la actuación municipal, la autoridad científica de unos y otros
certificados y sólo había de servir para desorientar al público en problema tan
debatido, por esto convocó a la Junta de Sanidad, sometiéndola a su juicio, y
después de oír al doctor Cienfuegos y a cuantos quisieron intervenir, acordó
por unanimidad (salvo el doctor Cienfuegos), que las aguas eran químicamente
potables y que la contaminación observada se evitaría ampliando la zona de
protección de las dehesas, con los terrenos indispensables para asegurarse de
que prohibido en ellos el cultivo y el pastoreo se habría suprimido toda causa
de infección apreciable. También descartaba la Junta la posibilidad de traer
las aguas de Alfacar o del Darro por su insuficiencia en cantidad y lo costoso
y difícil de expropiar sus aprovechamientos.
El
Alcalde criticaba al Duque por haber manifestado su opinión de que las aguas de
la sierra eran escasas e impotables y ofreciendo en su lugar una corrida de
doce nacimientos que aseguraba las producías buenas, sin aportar análisis
alguno y que sumaban 300 litros, sin que tampoco presentara los aforos
correspondientes. Por este cambio pedía que se le entregase, libre de gastos,
la fuerzo hidráulica que pudiera aprovecharse.
Y también
hacía estas consideraciones. Los granadinos deben recordar, que tantas veces
como se ha planteado el problema de las aguas, apenas se apuntó una solución,
fuera cual fuera, se suscitó la misma oposición violenta y desesperada que
ahora surge, resultando que nada se pudo hacer nunca, y que seguimos con las
aguas intermitentes y contaminadas, con
las chorreras, con los darros, con las enfermedades, con la mala pavimentación,
y que nada de eso puede evitarse sino con la realización de proyectos serios y
formales, como los que hoy se presentarán al Cabildo.
“El
Ayuntamiento actual ha aceptado la obligación de sanear a Granada y no desmayará
en cumplirla, esté solo o acompañado”. (Diario El Defensor de Granada, 6 de julio de
1927).
Con esta
frase pronunciada por el marqués de Casablanca, da la impresión de que fue
elegido Alcalde por el Directorio, con el fin de sanear la hacienda pública del
Ayuntamiento y primordialmente, para sacar adelante el proyecto de
abastecimiento de aguas potables a Granada, que casi se había convertido en una
vergüenza nacional, cuando un turismo de calidad recalaba en nuestra ciudad y
traía la consigna de no beber agua, sino té.
Los
efectos desfavorables para el Duque de San Pedro, por su enfrentamiento con el
Alcalde, no tardaron en llegar. En la reunión del Consejo de ministros,
presidida por Primo de Rivera, del día 16 de julio de 1927m se acordaba
imponerle una multa extrarreglamentaria de 50.000 pesetas. La oficina de
Información de la Presidencia facilitaba la siguiente nota oficiosa:
“En vista de las perturbaciones producidas y las campañas promovidas por
el duque de San Pedro de Galatino en Granada, el Gobierno ha acordado haciendo
uso de sus facultades, imponerle una multa extrrarreglamentaria, condenándolo
al pago de 50.000 pesetas por ese concepto y apercibirlo para que no continúe
en su actitud de rebeldía contra las medidas gubernativas”. (Ibid, 17 de julio de 1927).
En 1930
haría una nueva edición del folleto publicado en 1927, conteniendo el análisis
de las aguas potables con que se intentaba dotar a Granada, causa de la sanción
extralegal que se le había impuesto.
Tras la
drástica medida, el Duque no volvió a intervenir en el asunto de las aguas
potables. Pocos años después se celebraría en la ciudad un homenaje de
reparación de su buen nombre. (Tanto el asunto de las aguas potables como el homenaje
que le tributó la ciudad, lo describe: CORRAL LÓPEZ, Antonio. El Duque de
Galatino. Prócer de Granada, Excma Diputación Provincial. Granada, 1980. Págs
151 a 189).
Antonio Corral
López, en su libro “El Duque de San Pedro de Galatino, prócer de Granada,
editado por Gráficas del Sur en 1980, pgs. 151 a 189, dice entre otras cosas:
Las aguas potables de Granada y el Duque. (El período de la dictadura de D. Miguel Primo
de Rivera).
El
problema de las aguas potables de Granada fue el principal entre todos los
demás, desde tiempo inmemorial. En los cincuenta años de vida de “El Defensor
de Granada” ése fue el denominador común de todos los Ayuntamientos, el clamor
de la Prensa y de todo el pueblo de Granada. Arranca mucho más atrás de
producirse la epidemia de cólera de 1885, que produjo miles de muertes e
infecciones. No cesa el clamor popular de aparecer ni un solo año, e incluso
ocasionó la caída de Corporaciones municipales y Alcaldes de Granada.
En este
problema, como en otros muchos, tuvo una participación importante nuestro D.
Julio Quesada Cañaveral. Se leía en “El Defensor” (9-2-1923) “Una entrevista interesante: El
Abastecimiento de aguas”.- El Duque de San Pedro estuvo ayer en la Alcaldía
felicitando al Alcalde Sr. Navarro Senderos por su actuación en el cargo.
Aplaudió el Duque, el proyecto de abastecimiento de aguas del Sr. Navarro
Senderos, alentándolo para llevarlo adelante, haciendo caso omiso de
adversarios y disconformes. Prometió al Alcalde que en cuanto se abran las
Cortes, pedirá en el Senado una subvención de tres millones de pesetas para
hacer en Sierra Nevada un depósito de tres millones de libros de agua, que
serán distribuidos en Granada por los canales que proyecta abrir el Alcalde,
independientemente de las acequias que ahora la conducen. De este modo se
terminarán las cuestiones de los propietarios actuales de las aguas que
dificultan la realización de un proyecto de abastecimiento alegando derechos en
perjuicio del interés público.
El Duque
ofreció al Alcalde su concurso y colaboración para llevar adelante el proyecto
de canalización y le aseguró nuevamente que el Estado concederá tres millones
para el depósito de Sierra Nevada, que, na vez construido, será propiedad de la
Ciudad.
El Alcalde
aplaudió en rasgo e iniciativa del Duque de San Pedro de Galatino, doblemente
estimado porque al realizarse, se dedicarían a los riegos el agua de las
acequias que ahora se consumen en la población.
Pasadas
las fiestas del Corpus, el Alcalde procederá a la apertura de los canales, para
que estén terminados cuando el Duque consiga esa subvención del Estado para el
depósito de Sierra Nevada, de donde vendrá el agua limpia y potable en
condiciones inmejorables para la salud pública. La entrevista entre el Sr.
Navarro y el Duque de San Pedro de Galatino fue cordialísima y de mutuos
ofrecimientos en interés de la Ciudad.
No
llegaría el Duque a poder hacer valer su influencia ni su prestigio a favor de
las aguas de Granada porque en Septiembre de este mismo año 1923 se produjo el
Golpe de Primo de Rivera, con la implantación de la Dictadura, que haría
cambiar los proyectos anteriormente expuestos. El 4 de octubre de igual año se
nombra Alcalde de Granada al Exmo. Sr. Don Antonio Díez de Rivera y Muro,
Marqués de Casablanca, que habría de llevar las aguas de Granada “por otros
cauces”. No pasarían muchos días sin que aparecieran los primeros efectos de la
Dictadura sobre los, hasta ahora, políticos indiscutibles. Así se leía en el
“El Defensor” (19-10-23): “Actitud de los Senadores.- Los comentarios políticos
son esta noche apasionados acerca de las resoluciones del Directorio. Los
senadores vitalicios y derecho propio que se hallan en Madrid (según nota de
“El Defensor” (2-10-23) “Marcharon ayer a Madrid los Duque de San Pedro de
Galatino; y el 19-12’23) “Se encuentran en Madrid los Duques de San Pedro de
Galatino”. Han celebrado una reunión. Acordaron renunciar a
las dietas que les corresponden, así como a los carnet de viajes en
ferrocarril. No es cierto que el Marqués de Viana, como se ha dicho, haya sido
desterrado al extranjero. El aludido plalatino ha marchado a París para
solventar asuntos de carácter privado. Este aristócrata ha sido uno de los
fieles del Rey y asiduo asistente a las cacerías de Láchar junto al Monarca.
Descontento
de los políticos por el Decreto de incompatibilidades. “Los Presidentes del
Senado y del Congreso solicitan del Rey la apertura de Cortes y denuncias dicha
transgresión. El Directorio declara que en mucho tiempo no habrá Cortes” (El Defensor 14-11-25).
“Como
consecuencia de un artículo publicado en “Actualidad Financiera” ha sido
multado y deportado el Marqués de Cortina (El Defensor 8-1-24) DECRETO
SENSACIONAL (El Defensor 9-1-24). Madrid 8. En
la Presidencia han facilitado hoy una nota sobre el “decreto sensacional” que
publicará mañana La Gaceta. En él se dispone que los Senadores vitalicios,
mientras duren las actuales circunstancias, conservarán la calidad y validez de
su cargo, pero quedando sujetos a los tribunales ordinarios sin necesidad de
suplicatorios. También se dispone la remisión inmediata de los suplicatorios
pendientes a los juedes o tribunales que lo solicitaron (Precisamente
el Duque de San Pedro de Galatino se encontró en su vida con dos suplicatorios
para procesarlo. Uno al Congreso de Diputados en1899, y otros al Senado en
Septiembre de 1908 por atropello de vehículos).
Como índice del malestar que
existía entre miembros de la Nobleza y el nuevo Régimen de España transcribo la
siguiente nota: “Maquiavelismo de un
aristócrata” Estretagema contra Vitórica.- Madrid 7.- Un periódico publica hoy
una información que ha sido muy comentada. Dice que encontrándose el Rey de
cacería en el Coto de Doñana, recibió un telegrama firmado por el Marqués de
Moriles renunciando al título de Grande de España, que se le había concedido,
por la oposición que hacía a ello la nobleza. Parece ser que el despacho lo
redactó un aristócrata que se inspiró en un casino muy conocido donde se reúnen
varios individuos de la nobleza.
Como no hiciera efecto el telegrama, el mismo aristócrata que suplantó
la firma del Sr. Vitórica, escribió una carta los senadores vitalicios,
dirigiendo insultos para el Marqués de Moriles”.
Es evidente que al menos una parte de la nobleza se encontraba en una
situación de tirantez. Nuestro protagonista, ya en concreto, debería tener
también sus problemas cuando “El Defensor” (8-4-24), dice: Decisión de un
aristócrata. Renunciamiento del Duque de San Pedro.- Ha dejado de pertenecer a
la Diputación de la Grandeza de España el Duque de San Pedro de Galatino.
También ha cesado dicho aristócrata como gentil hombre de la Cámara regia. El
Duque de San Pedro de Galatino marcha al extranjero, donde residirá
definitivamente. Esta
situación, de hecho, no se llegó a producir pues repasando “El Defensor” leemos
las siguientes notas: (1-3-241) “Se encuentra en Granada el Duque de San Pedro
de Galatino.(12-3-25) “Ha marchado a Madrid el Duque de San Pedro de Galatino.-
(17-4-24) Han regresado de Madid los Granada Duques de San Pedro de Galatino”.
Pero no
era solo la nobleza quien tenía problemas, puesto que también se clausura el
Ateneo de Madrid y Soriano y Unamuno son desterrados a Lanzarote. “El Defensor”. 21-2-24).-
También en el mismo diario (26-2-25) se
lee que Don Fernando de los Ríos sería procesado y después absuelto por
protestar con una carta al Directorio.
No todo
son situaciones difíciles en este orden de cosas, también hay otras de signo
contrario como ésta del nombramiento que trae “El Defensor” (5-2-24): “Ha sido
agraciado con el título de Conde de Padul, el aristócrata granadino Isidoro
Pérez de Herrasti.
Solo unos
días antes era nombrado Rector de la Universidad Don Fermín Garrido.
Ya el 25
de septiembre vuelven a aparecer las
aguas potables y se pedía autorización al Directorio para expropiar dichas
aguas, trayendo un resumen del proyecto; y el 4 de Enero de 1925, las bases
para el concurso de proyectos de aguas potables.
………………………….
Como ya
sabemos, pocos días después de los acontecimientos antes citados, se inauguraba
en Granada el Tranvía de la Sierra, con muy notables ausencias, pero aún habría
de agriarse más la situación con el devenir de elos acontecimientos.
Todo el
año 1926 va transcurriendo con los trámites del proyecto de aguas hasta el 24
de febrero de 1927 en que “El Defensor” inserta la nota del Duque de San Pedro
de Galatino del día 20 de este mismo mes y año que dice textualmente:
Excmo. Sr. Alcalde Presidente del Excmo.
Ayuntamiento de Granada.-
Con objeto de proceder con toda seriedad a la toma
de muestras de los tres barrancos de San Juan, Guarnón y Vadillo y Genil, para
demostrar la potabilidad de sus aguas, ruego a ese Ayuntamiento determine la
persona que acompañe a mi ingeniero y dirija la forma de captación para toda
garantía de su exactitud durante los meses del año, pues siendo la finalidad entregar
dichas muestras a la Junta de Sanidad y la Facultad de Medicina, es esta forma
no podrá haber una dura de la formalidad y exactitud que ha de servir de base
para los futuros análisis ofreciendo, por mi parte, a ese Ayuntamiento, abonar
todos los gastos: personal, viajes y estancias en el Hotel de la Sierra que se
necesiten. Dios guarde a V.E. muchos años.- Granada 20 de febrero de 1927. El
Duque de San Pedro.
No se
hizo esperar la contestación pública del Alcalde, el 22-2-27:
“Excmo.
Sr. Duque de San Pedro:
Respondiendo
a su cara del 16, le manifesté por escrito y después verbalmente, que en
oposición a su criterio de que son impotables las aguas de las Dehesas de San
Juan y del Calvario, está la opinión de cuantos peritos han estudiado la zona
de abastecimiento, todos unánimes en declarar estas aguas del alto Genil las
mejores, consecuencia natural de que proceden de la licuación de las nieves
sobre el terreno cristalino y a una altura en que no hay vegetación ni vida animal. Tan puras son, que hay
analista que las asemeja al agua destilada. Aunque así no fuera serían
aprovechables, porque airearlas y añadir la proporción de cal necesaria es tan
fácil y barato, como prácticamente imposible restar el exceso de sales o la
materia orgánica a las aguas impotables y contaminadas. En cuanto a la
cantidad, peque actualmente según V.E., notirio es, para todos los granadinos,
que el Genil queda en seco en verano y trae caudal abundante en invierno,
aunque no llueva durante semanas enteras, porque el derretimiento de nieves no
cesa. En verano son las escaseces de las fábricas eléctricas; en el invierno no
les falta agua, y en esa época, meses de junio y Septiembre, el menor aforo
obtenido en las dehesas por los técnicos municipales y proyectista, excede a
los 240 litros necesarios.
En punto
a la calidad de las aguas, la ley vigente no deja al arbitrio de los
Ayuntamientos apreciarla como las demás condiciones; cuando el actual haya
aprobado un proyecto, la aprobación será definitiva en todo, menos en la parte
sanitaria, la calidad, que deberá ser comprobada por los consejos local y
central. En su días esos centros darán la razón a quien la tenga.
En cuanto
a los nacimientos, los hay potables e impotables, fijos e intermitentes, y para
aceptarlos, lo primero es estudiarlos, y por eso dije a V.E. que para tomar en
consideración su oferta de doce manantiales con 500 litros de agua, que el
Ayuntamiento debía expropiar por su cuenta, así como los pequeños predios con
esas aguas regados, entregando a V.E. en pago de la aprobación de su idea, el
salto de 500 metros que dice puede formarse, precisase que diese la lista de
los nombres y la situación de los manantiales para que fuesen reconocidos,
aforados y analizados.
No es
V.E. sólo quien ha pensado en el abastecimiento con aguas subterráneas. Ya le
enseñé el folleto en que D. Ramón Maurell propuso en1908 que se aprovecharan
varios manantiales próximos al Barranco de las Víboras, con aforo presunto de
20 litros; ya le dije haber oído que el súbdito francés Mr. Delorme asegura
conocer nacimientos capaces de abastecer a Granada y que cedería por 200.000
pesetas; que en 1923 D. Emilio Esteban
ofreció un manantial de su propiedad, y con él otros ajenos y aguas
privadas (pero que eran públicas) cuya concesión obtendría resolver el problema
siempre que se le delegasen las facultades municipales y se le entregaran los
productos del negocio durante 99 años; que el ingeniero D. Enrique Gómez, con
servicio en la Acequia Gorda, acude a la información, asegurando que en el
plazo de seis meses (que pudo tomarse desde 1924 en que marcó el Ayuntamiento
la orientación elegida y que puede empezar ahora mismo y siempre) podría
presentar un proyecto base de aguas subterráneas que él conoce y que el
ingeniero D. Juan José Santa Cruz también asegura en su escrito de oposición al
proyecto en trámite, que conoce pozos con cuyo aprovechamiento podría
resolverse mejor el problema.
El
Ayuntamiento, cumpliendo obligación, ha estudiado éste y en uso de sus
facultades, ha elegido la orientación que creyó mejor y abierto un concurso de
proyectos, por creer concentración de la atención de los concursantes en la
dirección preferida, el resultado sería más breve y perfecto que si estuviera
dispersa, pero sólo ha dicho que prefería esta orientación; nunca afirmó que
rechazaba cualquier otra. En 1887 y 1892 se abrieron concursos libres y sólo
estudiaron los proyectistas, las aguas de Alfacar.
Todos los
que hoy impugnan y ofrecen mejorar vagamente pudieran, habiendo trabajado en
ello, impugnar con proyectos superiores al municipal en cantidad, calidad de
aguas y economía, que son tres factores y esos proyectos no habrían entrado en
el concurso por estar fuera de las bases, pero habrían sido examinados, como lo
están siendo las simples impugnaciones presentadas, y como el Ayuntamiento no
quiere sino lo mejor para Granada, siendo el mejor proyecto uno libre, ése
habría sido el elegido.
Eso fuera lo práctico para los opositores y
para la ciudad, a quien todos aseguran querer tanto, pero tiene la desgracia de
que cada vez que se plantea un problema de interés general, todo el que se ve
contrariado en sus planes, o se cree pospuesto o recela verse perjudicado, en
vez de cooperar en proyectos concretos, sus perjuicios y dejar su derecho en
salvo, declama desesperadamente y no se contenta con menos de pedir que se
anule todo lo hecho y se vuelva a empezar, esterilizando en el pasado todas las
tentativas.
Cuanto
pueda hará el Ayuntamiento porque no fracase la suya, y para ello seguirá
trabajando sin tregua ni otro móvil que cumplir la obligación de administrar
los intereses municipales, admitida como sacrificio de ciudadanía al aceptar
los cargos.
Respecto
a la petición de un representante del Ayuntamiento que me hace V.E. en su
instancia del día 20, para que acompañado de su ingeniero compruebe la calidad
de las aguas de la Sierra, la deniego, porque la comisión así formada no haría
más que disputar y embrollar y serían interminables los asuntos si a cada
opositor hubieran de concedérsele las pruebas particulares que su capricho
dictara, V.E. se atendrá a la ley, como
todos, y acatará el fallo de la entidad competente. El subrayado
es del autor del libro para hacer constar con la energía que el Sr. Marqués de
Cssablanca se dirige al Sr. Duque de San Pedro, haciéndole ver que la autoridd
está en su mano y la aplicará.
resumen,
en la intervención de vuecencia en este asunto, hay dos partes: La denuncia de
que las aguas de las dehesas son escasas e impotables, que el Ayuntamiento
resolverá solicitando que la Junta local de Sanitad anticipa el estudio que por
la ley haría cuando el proyecto estuviera aprobado, y la oferta de aguas de
doce nacimientos en cantidad de 300 litros que V.E. entregará al Ayuntamiento a
cambio de que él expropie los nacimientos y los derechos de riegos perjudicados,
y de que entregue a V.E. para su aprovechamiento industrial, el salto de 500
metros que asegura puede formarse. Para en consideración esta segunda parte,
precisa que se presente un proyecto en que se defina y presupuesto todo ello, a
fin de que se puedan comprobar sus datos y decidir según aconseje el resultado
del estudio.
Dios
guarde a V.E. muchos años.
Granada,
22 de febrero de 1927.- El Alcalde”.
Las
razonadas palabras que el Alcalde dirige al Duque, al mismo tiempo, no exentas
de autoridad y de cierta dureza habrían de herir el orgullo del noble prócer,
sobre todo las subrayadas, quien hasta ahora había sido el dispensador de
gracias para Granada. Ahora se hacía sentir sobre él, el peso de la autoridad
que sostenían unas manos nobles, enérgicas y autoritarias, pero honestas, que
eran las del Marqués de Casablanca. Mas el Duque de San Pedro de Galatino, no
menos noble, enérgico y honesto que el Marqués y creyendo que a Granada se le
hacía un buen servicio colaborando en el asunto de las aguas a pesar de ir en
contra de los criterios del Alcalde, continuó su labor a pesar de las
dificultades que se le oponían y del sentir del Ayuntamiento.
Intervienen
en “El Defensor” del día siguiente, en sendas cartas abiertas, dirigidas al
Alcalde, los señores D. Juan José Santa Cruz (el ingeniero que llevó a cabo la
carretera de la Sierra) y D. Abel Delorme, a los que también públicamente
contestaba el Alcalde, así como otra carta a éste del Sr. Esteban.
La
polémica sobre las aguas potables estaba en la calle y cada uno creía estar en
posesión de la verdad.
Como el
Ayuntamiento seguía con su proyecto de las aguas de las Dehesas de San Juan y
del Calvario, “el Duque creyó deficiente el proyecto que se tramitaba y a su
costa ordenó hacer un análisis y los resultados de éste, creyó su deber
hacerlos públicos en contra de la órdenes gubernativas.
El
dictamen del Catedrático de Higiene D. Antonio Álvarez de Cienfuegos sobre la
impotabilidad de las aguas del proyecto municipal fue conocido por una Junta
compuesta por D. Juan Leyva Narváez, D. Francisco Olmedo Villalobos,
D.Alejandro Otero, D. Antonio Gallego y Burín, D. Virgilio Castilla, D. José Álvarez
de Cienfuegos y D. Juan José Santa Cruz, que lo oyó y aplaudió. Todo esto
ocurría en Julio de 1927.
El
Gobernador convocó a la Junta de Sanidad, cometiendo dicho dictamen o memoria,
que después de oír al Sr. Álvarez de Cienfuegos y a todos los que quisieron
intervenís, acordó por unanimidad, a excepción del referido Sr. Álvarez de
Cienfuegos, que las aguas eran químicamente potables y que la contaminación
observada se evitaría ampliando la zona de protección de las Dehesas para
asegurar que prohibido el cultivo y el pastoreo se habrá suprimido la causa de
infección apreciada.
Entonces
la referida Junta de los Sres Leyva, Gallego y Burin, Santa Cruz, etc., acordó
su publicación, ofreciéndose para costearla el Duque de San Pedro, por medio de
su representante. Se empezó a hacer la impresión en Granada, pero como la
policía se incautó de ella, se llevó a Sevilla donde definitivamente se
imprimió, y así, se repartió en Granada acompañada de una caras firmada por el
Duque de San Pedro de Galatino.
En “El Defensor” (16-7-27) y en primera página y bajo
el título UNA CARTA DEL DUQUE DE SAN PADRO Y UNO NOTA DEL ALCALDE, se dice:
“Firmada por el Duque de San Pedro se repartió ayer una circular a la que se
acompañaba una copia, impresa en Sevilla, de la Memoria sobre las aguas de las
Dehesas, suscrita por D. Antonio Álvarez de Cienfuegos a primeros de Junio
último y basada en el análisis hecho por él, de las muestras aceptadas a fines
de Mayo.
Considerando la autoridad gubernativa que esa Memoria
contrariaba más que la actuación municipal (basada en otros análisis
completamente favorables emitidos por laboratorios de la mayor competencia) la
autoridad científica de unos y otros certificados y sólo había de servir para
desorientar al público en problema tan debatido, convocó a la Junta de Sanidad,
sometiendo a su juicio la Memoria citada, y la Junta, después de oír al Dr.
Cienfuegos y a cuantos quisieron intervenir, acordó por unanimidad (salvo el Dr. Cienfuegos), que las aguas eran
químicamente potables y que la contaminación observada se evitaría ampliando la
zona de protección de las Dehesa, con los terrenos indispensables para asegurar
de que prohibido en ellos el cultivo y el pastoreo, se había suprimido toda
causa de infección apreciable.
También declaró la Junta que examinados los
antecedentes se descartaba la posibilidad de traer las aguas de Alfacar o del
Darro por insuficiencia en cantidad y lo costoso difícil de expropiar sus aprovechamientos,
según se expone en el folleto municipal.
Todo esto se informó al público insertando en la prensa
local el resumen de la sesión celebrada por la Junta provincial de Sanidad.
Debe recordarse que el autor de esta acudió a la
información pública, manifestando su opinión de que las aguas de la Sierra eran
escasas e impotables y ofreciendo en su ligar una corrida de doce nacimientos
que aseguraba las producían buenas sin aportar análisis algunos y que sumaban
300 litros, sin que tampoco presentara los aforos correspondientes. En cambio
de la noticia, pedía que se le entregase, libres de gastos, la fuerza
hidráulica que pudiera aprovecharse.
Concluye la carta con la nota de que “esta impremeditación
costará a Granada 20 millones”-
Es decir, que se llama impremeditado a un trabajo que
ha durado tres años y medio, que se ha basado en el estudio minucioso de todos
los antecedente y en el que han intervenido los Laboratorios de más reputación:
tres grupos de ingenieros en competencia y cuyos trabajos han sido contrastados
por un Jurado compuesto de técnicos en su mayoría, y cuyos trámites han sido
dirigidos por letrados respetables, y todo ello es notorio por haberse
consignado los trabajos en el folleto, uno de cuyos ejemplares se remitió al
autor de la carta.
Ante estos hechos, el Consejo de
Ministros, informado por el Gobernador Civil de Granada, y presidido por Primo
de Rivera, en reunión celebrada el 16 de Julio, acordó imponer al Excmo. Sr.
Duque de San Pedro de Galatino una multa extrarreglamentaria de 50.000 pesetas
“por sus propagandas y campañas contra las medidas del Ayuntamiento de Granada,
que a su juicio, persiguen una finalidad política” (…) “apercibiéndolo para que
no continúe en su actitud de rebeldía contra las medidas gubernativas”. “El Defensor” 17 y 19 de Julio de 1927.
El
Defensor” de 19 de Julio insertaba: “Una nota oficiosa. –La multa del Duque de
San Pedro de Galatino.- En el Gobierno Civil se nos facilitó ayer tarde la
siguiente nota oficiosa:
En cuanto a la cifra de 20 millones basta recordar que el proyecto más
barato cuesta diez y medio y que de ellos sólo un millón se destina al
transporte y el resto a la red de distribución, a los depósitos y demás gastos
que serán igualmente obligados, aunque las aguas elegidas fuesen las de
Aymadamar, las del Darro o las de los manantiales desconocidos del autor de la
carta que presentó como salvadores sin más garantía que su dicho.
Los granadinos deben
recordar, que tantas veces como se ha planteado el problema de las aguas,
apenas se apuntó una solución, fuera cual fuera, se suscitó la misma oposición
violenta y desesperada que ahora surge, resultando que nada se pudo hacer
nunca, y que seguimos con las aguas intermitentes y contaminadas, con las
chorreras, con los darros, con las enfermedades, con la mala pavimentación, y
que nada de eso puede evitarse sino con la realización de proyectos serios y
formales, como los que hoy se presentan al Cabildo.
La Prensa nos ha referido
que en Noviembre último aprobó Jaén un presupuesto de millón y medio para su
abastecimiento de aguas; que en Mayo aprobó Murcia uno de diez millones y en
Junio otros de sesenta. Bilbao, para los mismos fines. Todos estos proyectos
habrán sido estudiador por técnicos competentes como los nuestros y han sido
aceptados tranquilamente por los vecindarios respectivos; este sistema
granadino, de oponerse a cuanto se quiere hacer, para quejarse luego de que
nada se hace, no sabemos que se practique en ningún otro pueblo y explica mucho
parte de nuestro atraso.
El Ayuntamiento actual ha
aceptado la obligación de sanear a Granada y no desmayará en cumplirla, esté
solo o acompañado; pero conviene que la masa general del vecindario, que es la
que ha de obtener las ventajas, y cuyo interés está en ser bien servida, apoye
a quien la sirva.
El Marqués de Casablanca.
(“El Defensor” 27 y 29 de julio de 1927).
Algunos
periódicos de Madrid, entre ellos “ABC” del día 16, consignan que la multa
extrarreglamentaria impuesta por el Consejo de Ministros al Exmo. Sr. Duque de
San Pedro de Galatino lo ha sido porque se dedicaba en Granada a molestar,
enredar y hacer campaña contra las autoridades, y los periódicos de Granada, al
transmitir la nota oficiosa dada en la Presidencia, no reflejan exactamente el
verdadero motivo de la multa.
La multa ha sido acordada por el
Gobierno, por la rebeldía del Excmo. Sr. Duque a la autoridad gubernativa de
esta provincia, que había prohibido la publicación en la prensa periódica, del
dictamen sobre las aguas, del catedrático de Higiene Sr. Álvarez de Cienfuegos,
prohibición que se justificó en la referencia que de la sesión de la Junta
provincial de Sanidad e dio conocimiento al público en los diarios del día 10
del pasado mes, cuya Junta desautorizó y desvirtuó dicho dictamen por
unanimidad, con el voto en contra del señor Cienfuegos.
A pesar de la prohibición
gubernativa de la publicación del folleto-dictamen del Sr. Cienfuegos, el
Excmo. Sr. Duque de San Pedro envió nuevamente, sin presentarla a la censura, el
folleto a la imprenta de “La Publicidad” para hacer una impresión de 500
ejemplares. Tuvo conocimiento la autoridad gubernativa de dicha propósito y dio
orden al comisario jefe de policía para incautarse de la edición y depositar
los ejemplares en las oficinas del Gobierno, requiriendo al director de la
Imprenta para que diese el nombre de quien hubiese encargado la tirada,
resultando ser el Excmo. Sr. Duque de San Pedro.
Pocos días después, hecho en una
imprenta de Sevilla, se repartió en Granada el mencionado folleto, en número de
300 ejemplares, acompañando a cada uno una carta circular del Excmo. Sr. Duque
de San Pedro.
Esta rebeldía dio lugar a poner el
hecho en conocimiento del Gobierno, quien en vista de la contumacia, ha
impuesto al Excmo. Sr. Duque de San Pedro la sanción de una multa
extrarreglamentaria de cincuenta mil pesetas, cuyo efectivo será destinado a
fines benéficos de la provincia”.
La situación tensa a que se ha
llegado, no ha podido ser más contraria a nuestro querido prócer. Se le han
acabado los privilegios de que ha gozado en el Régimen Constitucional anterior
de la Monarquía y al llegar la Dictadura se le ha sancionado severamente y
apercibido por medio de la prensa.
¿Cuál es la respuesta del Duque ante
esta situación? Por la prensa de entonces no se puede advertir, de momento,
nada, puesto que existe una censura que lo impide y que se percibe claramente,
pues ya no hay más notas al respecto en los periódicos, excepto la distribución
de la multa a entidades benéficas. “El Defensor” (6-9-27).
En Láchar
se cuenta que el Duque por estos tiempos pasaba grandes temporadas en su
Palacio y se “sentía como preso, como expatriado, como vigilado”. Tampoco nos
dice la prensa nada de un movimiento de opinión popular favorable al Duque, e
incluso dicen que se inició una suscripción encabezada por “una zapatera” que
hizo una activa campaña. Dicha señora tenía una zapatería a la entrada de la
calle Mesones, a la izquierda, junto al Café Fornos, y decían que estaba casada
con un ruso. También se dice que el Duque rechazó la suscripción y pagó de su
bolsillo la referida multa.
Las aguas
seguirán siendo las protagonistas de los temas municipales en este 1927, siendo
muy numerosas las notas de prensa, los acuerdos y la campaña de mentalización
con abundantes referencias, que se llevó a cabo a lo largo de este año.
No se
puede pasar por alto una noticia que sintomática en el acontecer de este movido
año 1927: S.M. la Reina Dª Victoria Eugenia, la esposa de D. Alfonso XIII, vino
a Granada y a Trasmulas en Marzo, y por las notas de prensa se deduce que el Duque de San Pedro se encuentra
ausente en todos los actos. ¿No es significativa esta ausencia del “ferviente
monárquico” como en anteriores ocasiones se le había llamado? Ya los Reyes
pasan de largo hacia Trasmulas sin parar en Láchar… Igual ocurriría con el
Infante D. Jaime en su visita a Granada y a Trasmulas los días 30 y 31 de Marzo
de 1931.
Al final de Agosto de 1928 dimite de
la Alcaldía de Granada el Marqués de Casablanca que fallecería el 20 de
Enero de 1930. Con D. Mariano Fernández Sánchez-Puerta que le sustituyó en el
cargo, no cambiarían las cosas desde la óptica que las vamos describiendo. (Fue
el Marqués de Casablanca un hombre recio, viril, enérgico, honesto, que a pesar
de las críticas que le hicieron sus adversarios políticos, sale adelante su
figura agigantada y fuerte. Lea atentamente quien tenga interés en ello, el
homenaje que en … le hará el Duque de
San Pedro de Galatino sobre las aguas en las que a pesar de las críticas que se
le hacen al referido Marqués de Casablanca, se le trata con respeto y
consideración, atribuyendo sus errores, más que a él personalmente, al Régimen
que él con todo su corazón quiso servir. A este respecto me decía el periodista
jubilado D. José Antonio Mesa. “Los dos hombre de mayor personalidad que he
conocido jan sido el Duque de San Pedro de Galatino y el Marqués de Casablanca.
Dos grandes hombres, dos nobles en el sentido de la palabra, dos caracteres
enérgicos, inasequibles al desaliento, dos granadinos que honran a Granada.
Quizá por eso chocaron, por ser iguales sus caracteres”.
Dejando
pasar por alto los años 1928 y 29, volverán las aguas y el Duque de San Pedro de Galatino a su
protagonismo en el 1930. El 28 de Enero de este mismo año dimite D. Miguel Primo
de Rivera, como Presidente del Gobierno (ver
carta del Duque
de San Pedro de Galatino y se hace cargo
del mismo el general D. Dámaso Berenguer. Y aquí viene a terminar con toda fuerzo el “affaire” de las aguas,
pues al desaparecer el Régimen que contenía la Prensa, ésta salta y arroja a la
luz pública lo que había guardado en esos años (sigo refiriéndome al caso
“Duque-Aguas”).
Se hace una campaña a favor del
Duque de San Pedro de Galatino, siendo el impulsor, el protagonista y el motor
de la pública satisfacción hacia el Duque, el ya precitado ingeniero D. Juan
José Santa Cruz, a quien no mueve a realizar este noble gesto más que su
acendrado granadinismo, ya que a pesar de que él mismo reconoce que ambos
coinciden en muchas cosas, también hay una grave separación ideológica entre
ellos. Ciertamente que la había, puesto que
el Duque era un monárquico aunque contrario a la Dictadura, y a D. Juan José
Santa Cruz tenía ideas totalmente opuestas, ya que se destacó posteriormente
como uno de los más insignes republicanos, siendo incluso fusilado en los
primeros días del Movimiento, en Granada.
A lo largo de estas destacadas
intervenciones a favor del Duque, hay que resaltar frases como estas: “Si
afirmo, que todos coinciden en que, de existir duques, éstos deben ser como el
Duque de San Pedro”. La fortuna personal del Duque de San Pedro queda en
Granada en monumentos eternos, que aseguran el fomento de su riqueza. Lástima que “ese fomento de su riqueza”
con que, entre otras obras, se alude al “Tranvía de la Sierra”, hubiera de ser
desmantelado, aunque no fuera más que para hacer un paseo romántico y
ensoñador, pero bello y majestuoso y recordar la memoria de quien quiso abrir
la Sierra a todos los granadinos. Uno no se explica cómo en Granada se permitió
tanto desafuero, aunque hubiera poderosas razones económicas.
“El granadino más
amante de su patria de quien yo aseguré que su prodigalidad para con su tierra
solo se igualaba a la de su ubérrima Vega”.
D. Juan José Santa Cruz era por
entonces Presidente del Centro Artístico, que fue la Entidad que llevó a cabo
el homenaje a iniciativa de su presidente, como a continuación de podrá ir
viendo.
En “El Defensor” aparece la primera
iniciativa el día 14-2-1930. “Otra reivindicación de verdadera justicia”,
firmado por Juan José Santa Cruz. Mientras la desaparición de la censura,
soltando las plumas, permite realizar la obra pasada, ya parece claramente que
se ha abierto un resquicio para que cuantos sufrieron rigores que las leyes no
marcaban, pueda ahora recobrar su puesto y su prestigio. Granada, por inmensa
mayoría, reclama la reposición de D. Fernando Sainz (Inspector de
Enseñaza primaria, sancionado por la Dictadura). Arbitrariamente
desposeído y me ha sido muy grato sumarme a ese sentimiento. ¿Pero no crea
Granada que se debe una reparación por una multa extralegal, al granadino más
amante de su patria, de quien yo aseguré que prodigalidad para con su tierra
solo se igualaba a la de su ubérrima Vega?
El Duque de San Pedro de Galatino
fue víctima de una acusación por haber hecho imprimir y repartir un dictamen de
D. Antonio Álvarez de Cienfuegos, Catedrático de Higiene de nuestra Universidad,
sobre las aguas que van a servir para el abasto público de Granada. El Consejo
de Ministros acordó una multa de 50.000 pesetas y todavía no se ha oído más que
un leve rumor popular, que dando su nombre para la Alcaldía, sanciona esta
designación como una reparación debido al patricio patriota. Yo, más obligado,
por ser cómplice de la falta, quiero relatar la historia de ésta, esperando de
la opinión que, al conocerla, reclame un acto que demuestre al Duque de San
Pedro de Galatino que su daño no puede ser mirado en Granada con indiferencia.
El dictamen de D. Antonio Álvarez de Cienfuegos fue oído y aceptado con
entusiasmo por D. Juan Leyva Narváez, D. Francisco Olmedo, D. Alejandro Otero,
D. Antonio Gallego, D. Virgilio Castilla, D. José Álvarez de Cienfuegos y el
que esto firma. A propuesta, creo del Gobernador que no lo autorizó ante la
sesión de la Junta de Sanidad en el que se leyó ese informe, se aceptó por
todos su publicación que ofrecieron costearía el Duque de San Pedro de
Galatino, loq eue en aquellos momentos lo representaban.
Empezada la tirada en una imprenta
local, la policía se incautó de ella. Hubo de buscarse imprenta fuera de la
provincia y el reparto se realizó con la anuencia de aquella heterogénea Junta.
Surgió el castigo e hidalgamente el Duque recibió para sí la responsabilidad
que algunos tratamos de hacer menos onerosa. Después creo inútil recordar las
variaciones ocurridas, pero seguro que la caballerosidad de todos los aludidos
no podrá negar que fuimos muchos los colaboradores y un solo el que sufrió el
públicamente el castigo. No es momento aún de revisar lo hecho, pero sí me
permito, por convencimiento y obligación, llamar la atención de todos sobre que
aún nada se ha dicho, no para volver a las arcas del Duque el dinero
arrebatado, sino para expresar que Granada agradece el acto por el que el Conde
de Benalúa quiso aportar un dato más al difícil problema del abastecimiento de
aguas de esta población. Quizá una grave separación ideológica me aparte en
ocasiones del dueño del Hotel Palace y Sierra Nevada. Aunque nuestra labor ha
sido en muchas ocasiones coincidente, y por estas afinidades y aquellas divergencias
creo más de mi obligación recordar ese episodio que culminó en una multa
ilegal, ni condonada ni reparada-
No se hico esperar la voz de uno de
los aludidos, en este caso D. Antonio Gallego y Burín, que el 15-2-30 publicada
en el ya citado periódico la siguiente “Carta abierta sobre una reparación
justa.- Con motivo de un artículo del Sr. Santa Cruz que publicamos ayer, el
Sr. Gallego y Burín nos ruega la inserción de la siguiente carta:
Sr. D.
Juan José Santa Cruz: Acabo de leer su artículo abogando porque Granada demande
la reparación que le es debida al Duque de San Pedro de Galatino, víctima de
una arbitraria sanción impuesta en la esfumada etapa política por el simple
delito del ejercicio de la ciudadanía. Muy noble y admirable me parece la
respuesta, que espero encuentre enla opinión el apoyo a los justo del caso y la
calidad de la persona a la que la ciudad nunca agradecerá bastante su
prodigalidad y generosidad, ni la constante vigilancia de su espíritu abierto a
todas las comprensiones. Reflejo y fiel de la verdad es cuanto su breve y
sustancioso artículo refiere. Y como en él solo aludido por Vd., me complazco
en corroborar la exactitud de sus palabras, que, no dudo, encontrarán igual
apoyo en los demás señores que indica y que tan directa y activamente
intervinieron en este asunto, cuyas responsabilidades recayeron todas, como
dice Vd. Muy bien, sobre el Duque de San Pedro. Para reclamar un acto en el que
Granada demuestre a éste, su admiración y simpatía, ya sabe que cuenta con mi
cooperación y con la modestia de mi nombre. Suyo siempre afmo. amigo que le
quiere y estrecha su mano. Antonio Gallego Burín”.
El 16 de febrero, aparece otra
carta: “Sobre una reparación justa”.
Sr. D. Juan José Santa Cruz.- Mi querido y buen amigo:
En el número de hoy de “El Defensor de Granada”, leo su bien escrito artículo
reclamando de Granada una reparación para el Duque de San Pedro de Galatino que
por mi parte suscribo, por entenderla de justicia. En el citado artículo hace
historia de los hechos que determinaron la imposición de una multa de 50.000
pesetas y al relatarlo hace constar mi intervención en la tramitación de los
mismos. Efectivamente, a los pocos días de regresas de Madrid, a mediados de
1927, como mandatario del Círculo Mercantil e Industrial que por entonces
presidía llevando un informe escrito y oral de los rumores que en aquella fecha
circulaban por Granada sobre la potabilidad de las aguas que se proyectaba
traer a Granada para el abastecimiento de la ciudad y cuyo informe evacué cerca
de los Sres. Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Gobernación,
fue requerido en la representación del Círculo Mercantil para asistir a una
reunión en que se trataría de asunto de tan vital interés para Granada. En esta
reunión se nos dio lectura de un dictamen del Catedrático de la Universidad de
Granada D. Antonio Álvarez de Cienfuegos y ante la gravedad de sus
manifestaciones y con la autoridad moral y científica que a ella daba su autor,
no recuerdo como Vd. si por mi iniciativa pero desde luego con mi asentamiento
se acordó la publicación del dictamen en la prensa local y ante la negativa del
Sr. Gobernador a ello, su impresión y reparto se efectuó con las incidencias y
en las condiciones económicas que Vd. muy bien recuerda en su artículo. Dióse
cuenta de este dictamen en la Junta Provincial de Sanidad y ante las dudas
expuestas por alguno de los señores que la componían, sobre el sitio y las
condiciones en que se hubiesen tomado las muestras que servían de base al
trabajo del Sr. Álvarez de Cienfuegos, celebramos una nueva reunión, en la que,
espontáneamente y llevado de su amor a Granada como garantía de la buena
captación de las aguas, el Sr. Otero ofreció que recogerían nuevas muestras por
los señores médicos pertenecientes a la Facultad de Medicina y se enviarían
para su análisis a doctores especializados cuyo dictamen estuviese a salvo de
toda suspicacia. Así lo hizo el Dr. Otero captando las aguas personalmente con
algún otro compañero que no recuerdo, ignorando por mi parte la causa de no haber
terminado la gestión que nos propusimos en esta segunda reunión.
Hasta aquí mi intervención que Vd. conoce, no habiendo
vuelto a ocuparme ni a tener noticia de este asuntos. Después transcurre año y
medio y soy nombrado de R.O. concejal de este Ayuntamiento y a propuesta de la
Cámara de Comercio y Círculo Mercantil y al plantearse en el Municipio las
aguas y el alcantarillado, nos encontramos con un expediente ultimado y
aprobado y resuelto con arreglo a la ley y solo a falta de su ejecución
material. Estoy a sus órdenes, querido amigo, para secundar cuanto en honor del
Sr. Conde de Benalúa crea Vd. oportuno, ya que me honré colaborando con él,
aunque muy modestamente, en el deber de aportar a Granada datos, que,
conocidos, no podían ni debían ocultarse. Independientemente de todo ello, con
ser bastante, por tratarse del ilustre patricio a quién por sus reiteradas
pruebas de amor a Granada, le seguiremos deudores los granadinos.
Con el mayor afecto le saludo su affmo, amigo q.e.s.m.
Francisco Olmedo”.
Sigue la cuestión el 23-2-30.- “En
torno a una reparación justa”. Para León Ferrán, en “La Voz”.
Mí
querido amigo: Recoge Vd. con toda amabilidad que siempre tiene para mí, mi
iniciativa de dar pública satisfacción al Duque de San Pedro de Galatino,
víctima de una multa extrarreglamentaria. Gallego y Olmedo, caballerosamente
aseveran mi información y se ofrecen, como Vd., a seguir la idea. Valiosas con
las ofertas y con otras que, particularmente se me han hecho, las brindo a la
Entidad que quiera organiar el acto a que el patriota granadino tiene derecho.
Por los nombres que van apareciendo no creo que en las esferas públicas locales
halle gran calor la idea. Si en España suena aire de renovación a Granada llega
tan leve que ni arrancan las capas ni hacen más que llevar los mismos nombres
de unas a otras esquinas. Pero como la labor del Duque de San Pedro interesa a
muchas personas, como yo creo que las que tienen mayor relieve que yo, pueden y
deben apadrinar la iniciativa como la generosidad del Duque para con su patria
chica ha debido sembrar muchas gratitudes, perfectamente conocedor de mi
obligación y no queriendo usurpar atribuciones que no me competen, sólo puedo
hacer el ofrecimiento incondicional de mi persona y de mi trabajo para ayudar a
quienes con título bastante traten de ofrecer el debido desagravio al que supo,
con sus iniciativas, abrir a su patria el camino de la altura. Y, repitiéndole
las gracias, sabe Vd que en su pluma y en su amor a Granada confía sus
iniciativas. Juan José Santa Cruz”.
El 26-2-30
se continúa aportando ideas sobre el mismo tema. “Una reivindicación de
verdadera justicia. Para Juan José Santa Cruz.
Mi
querido amigo: Sean mis palabras primeras de gratitud sincera por su deferencia,
recogiendo a su vez, mi reciente y modesta crónica de “La Voz” a propósito del
homenaje reivindicativo al Duque de San Pedro de Galatino de que Vd. ha sido
oportuno iniciador. Y dicho esto, permítame le exprese mi disconformidad de
cómo Vd. orienta esta cuestión en su amable carta abierta publicada en “El
Defensor”. Pensar que su laudable iniciativa sea acogida más o menos
calurosamente por las esferas públicas locales, sería desconocer totalmente las
realidades del momento actual de Granada. Y Vd., hombre inteligente y
comprensivo si los hay, sabe además, ya lo señala en su escrito, que lo que se
haga, si a ello se va, habría de ser descartando en absoluto y anticipadamente
ayuda alguna de los Organismos Oficiales de la ciudad dada la curiosísima
constitución que van a tener y que, como agudamente dice Vd., sólo hace llegar
los mismos y gastados nombres de una a otra esquina de aquellos. Y pues esta es
la cruda realidad local, descartémosla, repito y vamos a orientar la cosa por
otros cauces de mayor eficacia que haga posible, más aún segura, la realización
del acto reparador y que el Duque de San Pedro tiene derecho. Sólo afirmo que
si en Granada existe alguna entidad a quien por derecho y por deber corresponda
esa labor esa labor organizadora, es precisamente al Centro Artístico. De ella
es Vd. su digno y activo Presidente y a Vd., pues como tal, compete el
encauzar, organizar y llevar a realización este acto reivindicativo y de
gratitud a que el prócer paisano es acreedor. El Centro Artístico está ligado
por fuertes lazos espirituales al Duque de San Pedro de Galatino. Tengo
entendido que, en sus listas, figura como Presidente de honor. Por iniciativa
de la misma popular Sociedad, al aristócrata granadino se le erigió en los
jardines del Genil, un monumento en vida. ¿Qué mucho, que sea ella la que patrocine
y lleve a efecto lo que se debe reclamar, en todo momento, como indeclinable
deber? No se trata, pues a mi parecer, que esta iniciativa sea recogida y
apadrinada por hombres e relieve mayor o menor, que la modestia que en algunas
cosas, más perjudica que favorece, el objetivo a conseguir.
Y
pues Vd. ha sido el iniciador y propulsor, en principio, de la idea, como
particular por sus coincidencias con el Duque en los problemas de la Sierra, y
como Presidente del Centro Artístico, Sociedad ligada a él, viene obligando a
llevar a ejecución el acto de desagravio que todos estimamos merecido, Y tenga
la certeza de que aquellas colaboraciones de Entidades o personas que para la
consecución del propósito Vd. necesitara, difícilmente habías de ser negadas,
pues en ello sería corresponder con la más negra ingratitud a cuantas
generosidades tuvo el Duque de San Pedro de Galatino para su tierra natal.
Asuma, pu8es la dirección y realización de la idea, confíe a su actividad
incansable éxito de ella, y si para algo le sirve, cuente siempre con la ayuda,
si modesta como mía, no por ello menos incondicional, desinteresada y sincera
que la primera que a tal objeto pueda recibir. Con toda consideración y afecto.
León Ferrán”
Aparece en la Prensa la siguiente
nota: “Ha sido elevada a la Junta
Directiva del Centro Artístico de Granada una petición avalorada por numerosas
firmas, para que sea ésta y no otra entidad alguna la que organice el público
homenaje que debe hacerse al ilustro Presidente de honor de la misma, Sr. Duque
de San Pedro de Galatino, en compensación reparadora de las amarguras que
pasara, cuando tan injustamente se le castigara por el delito de granadinismo”.
El 27-2-27, sigue la carta abierta
“Sobre una reparación justa”.
Sr. D. Juan José Santa Cruz. Mi distinguido amigo:
Crep que no ignorará Vd. que el Duque de San Pedro de
Galatino ocupa la Presidencia de honor del Club Penibético desde su fundación. De él hemos recibido
constantes pruebas de afecto y a él debemos la realización de más de una
iniciativa. Deber indeclinable del Club es, pues, asociarse a todo en el que se
rinde público homenaje a tan ilustre prócer. Cuente, pues, con nuestra adhesión
entusiasta al proyectado homenaje y acepte nuestra modesta colaboración al
mismo.
Le saluda y queda a sus órdenes su affmo amigo
q.e.s.m. J. Casares, Presidente del Club
Penibético.”.
28-3-30.- “En torno a una
justa reparación.” Una carta de León Ferrán, una petición anterior a ella que
firman más de 200 socios del Centro Artístico y una adhesión del Club Penibético
parecen señalar ya, la iniciación de un homenaje al Excmo. Sr. Duque de San
Pedro de Galatino. Cuando el acuerdo de la Junta General del Centro Artístico
autorice, si resulta, a su Junta Directiva a aceptar la designación, será el
Centro, no yo, quien en la organización actúe, pero antes de ese momento, es
derecho que ejercito y aún deber que tengo, el recordar las causas de aquella
multa extralegal y el alcance que, a mi ver, tiene la reparación. El primer
Alcalde que la Dictadura dio a Granada, fue recibido con unánime y merecido
aplauso. Figura del relieve Sr. Marqués de Casablanca pocas veces ocupó la
presidencia del Municipio granadino, y he de consignar mi sentimiento, de que
la muerte no le permita ver que mi pluma, en cuanto en parte adquirió la
libertad de juzgar, sabe hacer plena justicia a quien llevó al Municipio una
honradez intachable un prestigio inmaculado, una independencia absoluta y un
apoyo en las esferas superiores. Su desgracia y la de Granada fue que el
Régimen imperante abstraía a las autoridades del ambiente popular y que su
espíritu de aristócrata y de militar sentía como nadie al Régimen dictatorial.
En la sombra oscura de las covachuelas se fraguaron planes y proyectos en cuya
elaboración estuvo ausente Granada, y en el silencia y en la sombra se
robustecieron, presentándoselo al recto espíritu del Marqués como intachables
soluciones, que sólo la mala fe podía hallar deficientes. Como muchos hombres
enérgicos y bondadosos, el Alcalde era fácilmente sugestionable para aquellos
que le rodeaban y las iniciativas que se le ofrecieron las aceptó con la buena
fe que nadie puede negarle y con el tesón de quien creía que la autoridad,
honradamente ejercida, no podía claudicar ni desviarse. La Protesta se
consideró como fruto de ridículos orgullos técnicos o como afán de entorpecer
la acción salvadora del Régimen recién instaurado, y sólo las altas autoridades
militares, la máxima jerarquía militar de Granada hizo posible el comentario de
algunas disposiciones municipales. Nadie podía aportar otras soluciones y este
absurdo imperó y fue sostenido por todas las autoridades. El Duque de San Pedro
de Galatino creyó deficiente el proyecto que se tramitaba, de aguas potables, y
a su costa ordenó hacer unos análisis y los resultados de éste creyó de su
deber hacerlos públicos en contra de las ordenes gubernativas. No vinieron
contra el dictamen y el análisis, las pruebas concluyentes que demostraran
error o faltas apreciaciones. No se discutió dónde y cómo pudo hacerse. La
fuerza de la autoridad, empleando el número como suprema razón, la recogió como
medida de buen gobierno y la multa extralegal, como último razonamiento,
sancionaron la especie que solo se trataba de alarmar a la opinión pública.
Por
desgracia, al silencio y a la sombra de la covachuela que planeara,
correspondía la sombra y el silencio obligado del comentario público y ante el
desarrollo del proyecto, las incidencias de la adjudicación, las modificaciones
de los materiales y vicisitudes de la construcción, una misteriosa alarma se
siguió adueñando de los espíritus que piensan con recelo, si al comprometer los
tesoros de la ciudad se lograban los beneficiosos frutos que buscaba la
honradez aristócrata del primer Alcalde de la Dictadura. Ni yo, ni nadie, puede
pretender el don de la infalibilidad pero todos tenemos el derecho a que
nuestra aportación se reciba con respeto y se juzgue con imparcialidad.
El
Municipio granadino se negó a aceptar los proyectos que ofrecieran aguas que no
fueran las de las Dehesas de San Juan del Calvario. A mí, que planeara otras
procedencias, se me negó el derecho a presentar proyectos. Al Duque de San
Pedro, que ofreció otros manantiales, se le acusó de perturbador de la paz
social. No es ahora el momento de enjuiciar el problema ni mucho menos el de apoyar
ninguna proposición, pero si sólo agradecer a quien con mengua de su
tranquilidad y daño para sus intereses, trató de romper el absurdo sistema que
hacía de los errores de los intereses públicos hermético recinto, en el que tan sólo algunos iniciados tienen cabida. Por
azar no frecuente, un prócer quiso llevar al recinto municipal el ambiente de
ciudadanía que tanto necesitaba Granada. El peso de la fuerza convertido en
poder anuló sus deseos. No sé si su proyecto era o no, beneficioso; no sé si se
debía apoyar o combatir. No es momento de pronunciarse en ese sentido, pero hoy
que todos sentimos el imperativo de la conciencia colectiva, hoy que sabemos
que nuestro miedo y nuestra desidia han llevado a España al funesto momento en
que se debate su riqueza, es deber indudable poner de relieve aquellos actos
que representaron la gallarda resistencia a los poderes extralegales y que nos
permiten recordar la etapa pasada sin que nos ahogue el ambiente de impotencia
en que hubimos de movernos.
La
fortuna personal del Duque de San Pedro de Galatino queda en Granada en
monumentos eternos que aseguran el fomento de su riqueza. El último de sus
gestos fue para que un desgarrón de ella enseñara cómo debe afrontar las
demasías, y sin que este represente otra cosa que el saludo al patriota
desprendido y al ciudadano animoso. Granada, honrándose el honrar al Duque de
San Pedro, debe seguir demostrando que si España sufrió a la fuerza el pasado
yugo, no por eso dejó de inscribir su agradecimiento a todos los que quisieron
lograr para ella el pleno ejercicio de una ciudadanía que hay que esperar que
no esté muy lejana. Juan José Santa
Cruz”.
1-3-30.- Carta abierta.-
Reivindicaciones de verdadera justicia.
“Para D. Juan José Santa Cruz.- Mi querido y admirado
amigo: Habrá Vd. visto cómo León Ferrán y el grupo de socios que había elevado
su petición a la Junta Directiva del Centro Artístico, han coincidido con mi
opinión, de ser Vd. como digno representante de tan simpática Sociedad, le
persona más adecuada para organizar o hacer realidad, el homenaje que debe
rendirse en Granada al D. de San Pedro en compensación reparadora de las
amarguras que sufriera al sufrir una sanción dictatorial por delito de
ganadinismo. Que sea el Centro y no Vd. quien actúe en la organización, como
dice en su artículo de hoy, es un distingo sutil de enjuiciamiento que sirve de
trinchera al polemista, en defensa de su modestia, a punto de ser derrotado.
Quedamos en que Vd. actuará y lo hará como acostumbra, en forma brillante. Las
numerosas peticiones que se hicieron al Gobierno en demanda de justicia contra
el atropello de que fue víctima D. Fernando Sáinz, ya repuesto para bien de
todos como ocurre siempre que se restablece el derecho, sirvieron a Vd. de tema
para recordar el caso del Duque de San Pedro de quien Vd. se declaraba, como
otros granadinos, cómplice del hecho que determinó la inmerecida sanción de la
multa extralegal. Y la historia que Vd. hace en su artículo de hoy sobre las
causas de esa multa, traen a mi memoria otro agravio que reparar y que someto a
su autorizada opinión ya que la estimo en alto grado en todas las materias,
pero muy especialmente en lo que atañe al proyecto de aguas de Granada, pues
aunque se haya fraguado, como Vd. dice, en la sombra oscura de las covachuelas,
creo que Vd. y pocos más la conocen en toda su extensión. En el Ayuntamiento
presidido por el hoy fallecido Marqués de Casablanca, prestigio inmaculada que
sentía como nacie el Régimen dictatorial por su espíritu de Aristócrata y
militar, como Vd. dice, hubo no sólo sugestionadores a quienes le fuera fácil
la tarea de hacerle aceptar con la buena fe que nadie puede negarle, un
proyecto de aguas que él mantuvo con el tesón de quien creía que la Autoridad,
honradamente ejercida, no podía claudicar ni desviarse. Jubo además en aquel
Ayuntamiento unos cuantos concejales, que yo recuerdo bien, aunque no el número
ni el nombre de todos, que no obstante los respetos que inspiraba el Marqués y
las sugestiones que no se limitarían sólo a embargar el ánimo de éste y la
presión que creaba el ambientes del Régimen imperante entonces, actuaron como
actuó el Duque de San Pedro, con independencia de criterio y con el civismo
adecuado a votar en contra del proyecto que podemos llamar oficial o
encasillado, no sé si acerada o equivocadamente, pero sin duda alguno respondió
al dictado de sus conciencias y sobre todo representaban el ejercicio legítimo
de su derecho. Pues bien, a estos concejales se les obligó a dimitir y a dos de
ellos que se negaron, el abogado de D. José Saizpardo y el ingeniero D. José
Calera, fueron destituidos de sus cargos por antipatriotas o perturbadores de
lo que entonces llamaba triunfante y gloriosa marcha del proyecto de aguas.
¿Cree Vd. que la mesa de honor debe ampliarse lo suficiente a que tengas sus
puestos en ella, a derecha e izquierda del Duque, esos concejales destituidos e
igualmente agraviados en el orden espiritual, ya que se trata de una reparación
de esta clase, con motivo del mismo proyecto?
Con toda consideración y afecto. Adrian Caballero”.
9-3-30.- Centro Artístico
”El homenaje al Duque de San Pedro”
“En Junta general extraordinaria, celebrada el 6 del
actual se dio cuenta de una petición formulada por más de doscientos cincuenta
socios para celebrar un homenaje en honor del Duque de San Pedro de Galatino a
fin de testimoniarle su agradecimiento por sus sacrificios a favor de Granada,
acordándose por unanimidad:
1º) El Centro Artístico se encarga de la organización
del homenaje que deberá tener un carácter marcadamente popular.
2º) Que para este fin se ruego a los ex-Presidentes que
se unan a la Directiva, a formando todos la Comisión encargadas de la
organización de los actos que se estimen precisos.
3º) Que se telegrafía al Sr. Duque de San Pedro de
Galatino dándolo cuenta de la proposición y resultado de la Junta General.
En virtud de estos acuerdos y creyendo que la
personalidad del Excmo. Sr. Duque de San Pedro de Galatino merece de Granada un
acto de adhesión y desagravio, el Centro Artístico se honra rogándole a las
Sociedades de todas clases a las Entidades, particulares y a los granadinos en
general que estimen digna de aplauso la labor del que dotó a Granada del hotel
Palace y del de la Sierra, del iniciador del Tranvía de la Sierra y del Santo
del Maitena, que se envíen su adhesión o sus iniciativas a la Secretaría del
Centro Artístico, que es éstas como en todas, solo aspira a destacar y a
ensalsar los verdaderos valores granadinos”.
“El miércoles 12 del actual, a las diez de la noche, y
en los locales de esta Entidad, tendrá lugar un recital de poesía lírica de un
libro en preparación, original del joven y exquisito poeta granadino D. Luis
Rosales Camacho. Será presentado por el Vocal de Literatura de este Centro D
.Francisco Soriano Lapresa. Las poesías serán leídas por el autor y al acto,
que será público, podrán asistir señoras”.
(Añado a esta nota a
título anecdótico. Por la popularidad de este personaje en la vida granadina
que comenzaba sus primeros pasos, cuando prácticamente acababan los del
entonces popular Duque de San Pedro de Galatino.
18-3-30.- “No es un acto político”
“El homenaje al Duque de San Pedro de Galatino”
“El sábado se reunieron en esta Sociedad los señores.
Corral, por la Asociación de la Prensa, D. Cipriano de Paz por la Federación de
Estudiantes, Sr. Valdivia por el Círculo Mercantil, Sr. Polanco por el Ateneo,
Sr. Casares por el Club Penibético, Sr. Calero por el Colegio Oficial de
Practicantes, Sr. Fernández de la Azucarera de San Isidro, Sr. López Soler por
la Azucarera Nueva Rosario, Sr. Ortiz por la Sociedad de Hoteleros, Sr. Álvarez
Salamanca por la Sociedad Económica, D. Adrián Caballero por el Casino
Principal, Sr. Ramos por el Colegio Oficial de Agentes Comerciales, Sr. Martín
Barrales por la Sociedad Sierra Nevada, con la Junta del Centro Artístico y con
sus ex-Presidentes Sres. Ortega Molina e Izquierdo para tratar del homenaje
popular que ha de hacerse al Duque de San Pedro de Galatino como desagravio por
la multa extralegal que le fue impuesta y demostración del agradecimiento de la
ciudad a su gestión. Todos los presentes significaron su total adhesión al
acto, personal y de las Entidades que representaban y se leyeron también las de
los Sres. D. Fernando de los Ríos, como ex-presidente del Centro, Sr. Batalla
de Aquino por la Filarmónica, Sr. Barrios por el Conservatorio Victoria
Eugenia, Sr. Oliveras por la Cámara de la Propiedad Urbana y otras.
Usaron la palabra acerca de la forma del homenaje los
Sres. Soriano Lapresa, Álvarez de Salamanca, Casares, Valdivia, Caballero y
Santa Cruz, acordándose que se celebrara una merienda popular, señalándose en
ella claramente que no se trataba de apoyar ninguna clase de proyecto, sino de
significar al Duque de San Pedro de Galatino la adhesión de Granada, después de
una sanción que el Gobierno de S.M. ha calificado al autorizar contra ésta y
sus similares, la acción ante los tribunales de Justicia. El Centro Artístico,
agradeciendo las adhesiones recibidas, insiste como lo ha hecho en otras
ocasiones en que, entre los adheridos al homenaje, los hay de todas las
procedencias y de las más variadas ideas, que es contrario a todo lo que
representa desvirtuar el acto simulando que con él soluciones que la mayoría
desconoce y sobre la que cada uno tiene diferentes ideas, que a todos ha
invitado con evidente buen deseo, que la política quede totalmente apaartada de
este acto, que s sólo para ensalzar a un granadino benemérito y a un ciudadano digno, pero que si algún
carácter partidista tuviera, no se lo dan sus iniciadores, ni los que a él se
adhieren desde los más opuesto sectores, sino aquellos que por razones
esencialmente políticas se aparten de lo que debía ser un acto de afirmación de
la conciencia y de la voluntad granadina.
30-5-30.- “Homenaje al Duque de San Pedro de Galatino. El domingo
1 de Junio se verificará el acto de la entrega del album confeccionado por los
artistas del Centro y con las firmas de sus socios, al Ecmo. Sr. Duque de San
Pedro de Galatino, testimoniándole el agradecimiento de la Sociedad, por la
labor que ha realizado y realiza en beneficio de Granada y como testimonio de
su simpatía ante pasadas amargura por él sufridas.
Las entidades que ya significaron su conformidad con
este homenaje en reunión celebrada el día 28 del corriente, hacen público que
ante la imposibilidad de celebrar in
acto solemne y popular antes de la marcha del Conde de Benalúa, se adhieren al
que celebra el Centro, para lo cual invitan a las corporaciones públicas,
oficiales y privadas, a las Sociedades de cualquier género y clase que sean, a
que firmen por medio de un representante su adhesión al homenaje, para lo cual el
domingo 1 de Julio, de 9 a 10 de la noche, estará el álbum en la Secretaría del
Centro para la firma de los representantes autorizados de cualquier
corporación, entidad o sociedad, sin distinción de matices.
Creyendo de su deben el Centro, consignar el carácter
totalmente apolítico del acto, al que ya se han adherido elementos de los más
opuestos sectores, deeando no imponer a nadie coacciones por presiones
directas, suplica que, en honor de Granada y para demostrar la adhesión a la
figura de tan gloriosa historia ciudadana como el Duque de San Pedro
de Galatino, se den por invitados a
firmar en el álbum, las autoridades, las Corporaciones oficiales y particulares
y cuantas entidades creen de su obligación contribuir a este acto”.
Y ya, por fin, después de toda la
campaña preparatoria del homenaje al Duque y que ha dirigido con maestría D.
Juan José Santa Cruz, Presidente en aquella fecha del Centro Artístico, tuvo
lugar, tal como estaba previsto, el acto de adhesión al Duque de San Pedro. “El
Defensor de Granada” (3-6-30) en su primera plana traís la información:
“El homenaje al Duque de San Pedro
de Galatino.- En esta Casa –dice el Duque- me dieron el palo y en esta misma
Casa me lo quitan”. Así
decían los titulares que encabezaba la información que textualmente era como
sigue: En la noche del pasado domingo
celebróse el anunciado homenaje que en honor del Duque de San Pedro de Galatino
organizó el Centro Artístico como ofrenda de lealtad y desagravio al ilustre
prócer.
El patio del Ayuntamiento aparecía
exornado de plantas, habiéndose instalado en uno de sus laterales la banda
municipal, la que ilustró el simpático acto con diversas composiciones.
En las escalinatas daban guardia de
honor número del Cuerpo municipal montado.
Antes de comenzar el acto, se
habilitó en una de las salas del Municipio la Secretaría de la Entidad
organizadora, donde se encontraba el álbum que había de ser entregado al Duque
de San Pedro, hallándose aquél completamente lleno de firmas de numerosas
personalidades y de todas las corporaciones y entidades granadinas.
EL ACTO.- A las diez en punto dio
principio el homenaje reuniéndose en junta general extraordinaria el Centro
Artístico, en el Salón de Actos del Ayuntamiento.
Presidió el acto el homenajeado,
quien tuvo a su derecha al teniente de alcalde Sr. Jiménez Gómez, y a su
izquierda al rector de la Universidad Sr. Mesa Moles.
Tenían asiento de honor, la
directiva de la Sociedad organizadora, presidida por el Sr. Santa Cruz, y los
representantes de todas las entidades locales.
El salón estaba repleto de público.
En primer lugar, el secretario del
Centro Artístico dio lectura al Acta de la Junta anterior, en la que se
dedignaba como presidente de honor al Duque de San Pedro, haciendo relación de
las grandes obras que por Granada había realizado el noble aristócrata.
LOS DISCURSOS.- El presidente del
Centro Artístico, don Juan José San Cruz, ofrece el homenaje al Duque de San
Pedro, como reconocimiento de su labor en beneficio de Granada y como
desagravio de las amarguras sufridas, cuando cumpliendo hidalgamente con su
deber de ciudadano, que muchos desoyen, quiso aportar nuevos datos a problema
de vital interés para la habitabilidad de Granada, de esa Granada por quién se
sacrifica y en la que rara vez vive.
Tienen estas páginas que ahora
ofrendamos, añade, notas y colores de viejos misales, de crónicas heroicas, de
rancias ejecutorias; libro de fe, de historia, de nobleza; en sus firmas
oscuras se encierra el alma de un pueblo que cree y espera a despecho de cuento
ve, en un provenir de tranquilidad y derecho, en sus miniadas viñetas, está
estampada la gesta gloriosa contra la rutina, la incultura y la incomprensión
que ha permitido alzar esos elementos de bienestar, en que campean escudos de
Cañaverales y Spinolas, y en todo lo que lo integra, en el espíritu que lo
informa, en el alma de los que lo compusieron, está el más alto título a que
puede aspirar el humano orgullo, el de ciudadano benemérito, que sin reglas firmas
ni protocolarios sellos, extiende un pueblo agradecido que al economista pueden
parecer absurdas, pero que para el pobre representan el medio de lograr el
pedazo de pan que ofrecer a sus hijos.
Al realizar sus concepciones, a
veces con un espíritu de exagerada independencia cuyos inconvenientes, que por
cierto conozco, no puedo ser yo quien los toque, ha visto el Duque de San Pedro
como le han ido abandonando sus compañeros de capital, el patrimonio ducal ha
ido cubriendo las bajas, y cuando al final, dueño él solo de un negocio
financieramente reputado por indeseable, ha mantenido con orgullo racial sus
obras contra todos los embates; ha visto también cómo a la sombra de ellas se
creaba una riqueza nueva, como su capital defendía otros muchos pequeños capitales,
cómo la tierra de sus mayores iba
creciendo en importancia mundial, gracias al sacrificio de una fortuna que,
según frase que oí de sus labios, ES PRECISO SABER HACERSE PERDONAR. (las mayúsculas aparecen en el periódico subrayadas).
Los ricos mármoles y las viejas
canteras del macizo Penibético son hoy valores cotizables por el apoyo del
granadino ilustre; la Sierra abre el camino de su acceso ante el conjuro de su
trabajo; los años depuraron y aquilataron su labor y hoy podemos asociarnos
para elogiara sus obras los que sentimos las más opuestas tendencias los que
militamos en las más contrarias doctrinas. Desde este puesto de honor en que me
habéis colocado, ni aún la sonaría acorde; yo puedo ofrecer al Duque de San
Pedro, no la conformidad de todos con sus planes, pero sí puedo asegurarle la
admiración de todos por sus intenciones; yo no puedo afirmar que todos los que
me confiaron su representación creen en la necesidad de mantener las
diferencias de cuya, pero sí afirmo que
todos coinciden en que de existir Duques, éstos deben ser como es el Duque de
San Pedro de Galatino.
Por eso, por la admiración que al espíritu
que le dio nombre produce el desinterés por la indignación que produce el atropello, el Centro Artístico
acordó el ofrecimiento de un álbum; su valor material, muy escaso, no fue
sufragado con fondos de sucio origen ni con subvenciones que representan la
adulación o la linsoja, ni el vicio manchó nuestra pobre vivienda, ni nadie
pudo lisonjearse de comprar nuestra independencia. La labor de todos es lo
único que poseemos, y ahora nos honramos en hacer con ella título de honor para
quien tanto supo hacer por Granada.
El Sr Santa Cruz termina diciendo al
Duque de San Pedro:
“Señor, he aquí nuestra libérrima ofrenda, escrita y
miniada como los libros de fe, como la ejecutorias de nobleza; todos hemos
puesto en ella lo más noble que teníamos: los artistas su labor, los que no lo
somos, nuestro nombre; al espíritu que le dio vida Granada se une para
testimoniar nuestro agradecimiento por los favores recibidos, su adhesión a las
adversidades pasadas. No es la grandeza de la cuna, ni la abundancia de la
riqueza los móviles que determinan este homenaje; no son los iguales en la
sangre ni los favoritos de la suerte los que ofrecen esta ejecutoria; muchos
que nunca saludaron al Conde de Benalúa pidieron firmar en los pintados
pergaminos; un pueblo entero subraya con su aprobación el acto que aquí se
realiza.
La vida pasa, y mañana, de nosotros de nuestros hechos,
quizás se borre la estela; pero para perpetuar una vida de desinterés y de
abnegación, para acreditar un humilde agradecimiento colectivo, para demostrar
que la muerta España hay un pueblo que siente cuando se le hace saber sentir,
hay una masa que agradece cuando el
agradecimiento se le fuerza; quede este álbum como ejecutoria de vuestra labor
y de nuestro agradecimiento, monumento tanto más firme cuando más olvidados
suenen nuestros nombres.
El Sr. Santa Cruz
fue interrumpido en su discurso con calurosos aplausos, que se prolongaron
después de finalizado.
El Conde de Benalúa
usó la palabra expresando su agradecimiento, profundamente emocionado. Según D.
Angel Avilés, médico jubilado de Láchar, testigo presencial del homenaje, el
Duque estuvo desdibujado, muy nervioso y no dio “su talla”. En ese popular
acto.
Se declaró enemigo
del homenaje y de la política. Ocupándose del carácter catalán –como hombres
prácticos-, cree que en nuestra ciudad debía de organizarse una liga granadina
defensora de todos los intereses locales. Cuando llega el momento de comentar
el noble fin del acto presente dijo: En
esta casa me dieron el palo y en esta misma casa me lo quitan.
Se aplaude el humorismo del duque.
El Conde de Benalúa se extiende en
otras consideraciones, terminando con un fervoroso coto de gracias para la
ciudad de Granada.
Más tarde se leyeron innumerables
adhesiones recibidas.
El acto –suprema manifestación de
fraternidad hacia el ilustre personaje, benemérito granadino- terminó a las
once y media de la noche.
EN EL CENTRO ARTÍSTICO.- Terminado
el acto del Ayuntamiento, se celebró en el Centro Artístico una reunión íntima,
a la que asistió el Duque de San Pedro, que fue obsequiado por la Directiva.
Tanto a la entrada como a la salida,
el Duque fue ovacionado entusiásticamente.
Este ha sido el último acto
multitudinario y popular en el que se le agasaja en Granada. Ya no lo volvemos
a ver en público en vida en este tipo de homenajes, bastante frecuentes en su
existencia, porque el sigiente acto popular, y no tan popular como debiera
haber sido, en su entierro en Ganada…
Al día siguiente del que aparece
todo esta amplia reseña en el periódico, publica en su sección “Silueta del
día”, el artículo “UN DUQUE” en el que se expresa todo el exquisito y delicado
pensamiento del Sr. Santa Cruz, reflejado en él, de esta forma:
“El Sr. Santa Cruz, espíritu democrático y moderno, no
es sospechoso en materia nobiliaria. Un hombre que no usaba gabán en invierno,
ya sea porque le estorbaba la ropa de lujo o porque le gusta solidarizarse con
los desposeídos, no puede ser partidario
de que la Sociedad esté dividida en castas según se tenga un pergamino
de rancio abolengo aristócrata o una modesta partida de bautismo expedida en un
juzgado municipal.
Los ales pergaminos son antiguallas que están llamadas
a desaparecer por la acción del tiempo. En las vitrinas de los museos y de los
archivos se les reserva sitio adecuado para la curiosidad de los futuros
investigadores. Pero el Sr. Santa Cruz tiene su teoría sobre la nobleza. No
hacen falta duques en esta época igualitaria. Ahora bien, de existir, porque no
hay otro remedio, los Grandes de España deben ser como el Duque de San Padro.
La teoría particular del Sr. Santa Cruz no es una
concesión graciosa a la aristocracia. Tampoco puede interpretarse como una
perturbación del sentido democrático. Lo que ocurre es que nuestro Duque de San
Pedro de Galatino es un duque singular que ha logrado unir durante su larga
vida, dos polos distantes: la Edad Media y el Siglo XX. El Duque es un
aristócrata de Señoría, pero es al mismo tiempo un constructor de hoteles
modernos y ferrocarriles. Y de vez en cuando, impulsado por las inquietudes de
la vida actual, se desplaza de sus viejos pergaminos para ocuparse de la
riqueza industrial de un salto de agua. Cuando en cierta ocasión decía con
acentos imprecatorios “Esos brigadieres…”, resucitaba al conjuro de su voz y de
sus ademanes todo el romanticismo del siglo pasado.
Ejemplar magnífico de nuestra raza, español y
representativo, figura muy antigua y moderna. Ya quedan muy pocos Duques como
este espléndido señor que puede mostrar en su escudo, al lado de viejas
representaciones simbólicas, el modernísimo emblema de un ferrocarril de
turismo.
En el álbum del Centro Artístico se incluían también
estos versos de Alberto Álvarez de Cienfuegos, que publicaba la revista
“Reflejos” de aquel mes de Junio:
Bajo la fosca barba de su cabello
cano
la altiva aristocracia que irradia
su semblante
brilla con la grandeza del águila rampante
y el gesto dedeñoso de un quirite
romano.
Amó el rincón nativo con culto de
espartano
y fue entre los extraños su
caballero Andante,
sin esperar laureles al regresar
triunfante,
porque para Granada los conquistó
con su mano.
Señor del horizonte, domina los
confines
de alcázares y vegas, de bosques y
jardines
que forman los adarves de su mansión
ducal.
Y allá, sobre las cumbres nevadas de
la Sierra,
también clavó su audacia la enseña
de guerra
¡la guerra del Progreso, del Bien y
el Ideal!
No fueron estos solos, los versos
que se le dedicaron al Duque en este año. Otros más populares aún, vieron la
luz diáfana y clara del Corpus granadino en sus simpáticas “Carocas” que
aparecieron después de haber estado suspendidas varios años.
Se trataba de la Caroca nº VIII en
la que se veía al Duque de San Pedro de Galatino tirando de uno de los coches
del ferrocarril a Sierra Nevada yy en la que se leía este texto:
“Castigaron su labor
con multa tan infundada
aún siendo un fiel protector
de su querida Granada
que merece nuestro amor.”
---Considero muy interesante para
conocer a nuestro personaje profundamente, su pensamiento político, o sus
opiniones sobre la situación y políticos de entonces, etc., transcribo una
entrevista que le hacía el periodista Nicolás G. Domingo el día 14 de Octubre
en “El Defensor de Granada”.
“Hotel Alhambra palace.
Ese hotel enclavado en las maravillosa Alhambra, al que la gente llama Palas
por una mala pronunciación de la lengua francesa. Rehuso a todo descripción.
Pasaré, pues, a decir
que el Palace me ha llevado el deseo de interviuvar a un personaje ilustre
víctima de la Dictadura: el Duque de San Pedro de Galatino.
Un secretario me
conduce hasta las habitaciones del Duque y me encuentro ante un hombre alto y
delgado de gesto enérgico y además nobiliario. Físicamente, un tipo quijotesco.
Figura análoga a muchos retratos de antiguos caballeros que se ven en las
vetustas casas aristocráticas subsistentes en los tiempos modernos. Y la
principal característica, la esbeltez. El Duque, a pesar de sus años, de sus
muchos años, conserva un porte esbelto y arrogante.
Espiritual,
ideológicamente, un hombre poseído de eta utopía feliz, como todas las utopías,
que pretende unir los supuestos prestigios de una tradición más o menos
gloriosa a los avances progresivos y liberales de la época contemporánea, con
dudosa buena fe en el famoso de Sandhurst, poco antes de la que por el llamada
“cadetada” de Martínez Campos en Sagunto. El Duque, creo yo, procede con buena
fe absoluta.
El saludo de rigor. Y
más rigor, tratándose de un distinguido representante de la sangre azul española,
sin que esto, claro esta, menoscabe su fe democrática. Después de los saludos,
una imprescindible preinterviú:
-Aquí he venido- me
dice el viejo prócer- al descubrimiento de una cantera de mármoles en
Lomosierra, de Sierra Nevada, preciosa, preciosísima, comparable a la cantera
de Carrara en Italia.
Y luego, la parte
periodísticca.
-Quisiera, Duque –le
digo- que me hablara un poco sobre las multas extrarreglamentarias.
Interrupción, enérgica
y espontánea:
-¡Cuidado! ¡Cuidado!,
eso no se llama multa extrarreglamentaria, sino confisecación, sustracción,
robo. La Dictadura era aficionada a estas cosas y se enriquecía a su capricho,
aunque después dijese que todo era para los centros de Beneficencia.
-Conforme, Duque. Pués
bien, ¿quiénes deben devolver el dinero sustraído a varias personalidades,
usted una de ellas?
-Por quien
corresponde, por los mismos que lo han sustraído. Si muerto está Primo de
Rivera, no faltan muchas suscripciones y no faltan unos ex-ministros de su mal
llamado gobierno, que acordaron aceptar todas las numerosas
responsabilidades que sobre el
ex-dictador recaían a su fallecimiento. Así con esas suscripciones y el dinero
de los ex-ministros, debe devolvernos la cantidad confiscada. En ninguna manera
por el contribuyente. Además hay que hacer una aclaración, y es que nosotros no
vamos lampando tras de nuestro dinero, que s lo que menos nos interesa al menos
a mí; no sé si para Romanones…-, sino que perseguimos el que los ex-dictadores
no continúen gozando de esa impunidad vergonzosa que hoy les rodea. Tan
vergonzosa como su depravada actuación. Aunque lo que se nos quitó fuera a los
centros benéficos, no por ello quedan disculpados los tiranuelos…. ¿Entonces si
a usted le quitan un reloj y lo regalasen a un establecimiento benéfico, ya no
hay acto delictivo? ¡Qué gracioso¡ Pues sí, lo repito. El contribuyente no debe
hacer la devolución de esas llamadas multas, sino los propios ex-ministros de
la Dictadura que fueron los reos de este delito, sin castigar. Siempre me
opondré a que sea el contribuyente el que lo pague.
-¿Algún detalle
curioso, señor Duque?
-¡Oh!... me he podido
enterar de que hubo verdadera lucha entre las señoras de la aristocracia
granadina, por llevarse mi dinero y repartirlo a sus pobres o amigos… ¡o a sus
conventos! ¿No cree usted que esto está mal?
Yo cuando hago limosnas no lo proclamo. Además las hago con mi bolsillo,
no valiéndome del ajeno. Y hubo cosas curiosas en todo; con Aguilera, con
Romanones… Y la Dictadura llegó a meter mano en las cajas del banco. ¡Vergonzoso,
sumamente vergonzoso! Escenas de ignomicia que sólo se han registrado en la
época funesta, de la nefasta, de la
indecente, de la malhada Dictadura. Dígalo Vd. así. No quiero que falte un solo
de esos calificativos duros. Aún es poco. Y yo no voy tras mi dinero, sino tras
el castigo de los cesantes tiranos del país, que son quieres deben devolver el
dinero; no el contribuyente.
- Ya van tres veces,
Duque.
- ¡Pues todavía es
poco! ¡Habría que repetirlo tantas veces!
- Quisiera conocer su
criterio sobre la actual situación política, señor Duque.
- Yo creo que los
ministros actuales forman una conjunción de hombres de buena fe y perfectos
caballeros; que podrán equivocarse como todo lo humano; que podrán no tener
toda la energía suficiente para borrar los daños y vicios de la Dictadura; pero
que es, desde luego, indudable que estén animados por los mejores deseos y que
es imposible pedir más, pues se han encontrado, después de seis años de
corrupción, con enormes dificultades para sanear todo el daño hecho por los
dictadores.
-¿Y de elecciones?
- No sé si llegarán a
hacerse… Tengo mis dudas. Acaso venga otro Gobierno… no sé.
¿Luchará usted por
algún distrito?
-No, no. No me hace
falta. Soy senador por derecho propio.
- Duque, ¡qué opinión
sustenta usted sobre la actuación de los Ayuntamientos de la Dictadura
granadinos?
- Ninguna…Sería
demasiado honor molestarse en opinar sobre…Los componentes de esos
Ayuntamientos son una infelices, que siempre se han acercado al sol que más
calienta… ¡Una vergüenza!... Y los delegados gubernativos, otra cosa
detestable.
Hablando de política
sale a relucir la “Legión albiñanista” y el Duque de San Pedro de Galatino, con
gran energía mee dice:
¡Lo más detestable que
existe en España! ¡Una vergüenza! ¿Sabe usted quién es Albiñana?... Pues le
diré a usted que cuando, hace tiempo,
era yo presidente del Casino de Madrid, tuve que hacer una “limpia” y salieron
once a la calle. Uno de ellos era Albiñana. ¡Ya ve usted! Y esos legionarios
son los que más daño hacen al rey y a la Monarquía. En Granada están protegidos
por la gente de la calle de las Tablas… No sé por qué… Porque, en verdad, esos albiñanistas
son un peligro para las clases conservadoras. Y conste que yo no soy
conservador, sino liberal., profundamente liberal. Entusiastamente liberal,
rabiosamente liberal. ¡Y que cada día soy más liberal!
…Y tras estas
palabras, la despedida y el final”.
Como el Duque había hecho, aparte de
a la Dictadura, un ataque muy profundo a los “albiñanistas”, la respuesta por
parte de éstos llegó con rapidez, pues en un mitin que dio el doctor Albiñana
en Granada el 8 de Diciembre, debió posiblemente atacar al Duque de San Pedro,
porque dos días después ya trae la Prensa una carta abierta, titulada así:
“Desagravio a un prócer granadino.- Contra los insultos del Dr. Albiñana” y al
día siguiente y firmada por D. Pascual Nácher, otra carta abierta adhiriéndose
a la anterior.
En el pleno del Ayuntamiento del 12
de este mismo mes, el Alcalde protesta por los ataques dirigidos al Duque de
San Pedro de Galatino a quien considera “bienhechor granadino, que la llegado a
comprometer su hacienda para dotarla de algo que él considera muy necesario,
quien hace pocos días, sin ningún género de consideraciones y sin que ningún
granadino de los allí presentes protestara contra los injustos araques. Seamos nosotros
los primeros que protestemos de ello y hagámoslo llegar al mencionado prócer
como desagravio”.
También la Junta de defensa del
Barrio de San Cecilio, se une a la protesta a favor de su convecino, el Duque.
Terminado ya con este capítulo en
que se ha tratado fundamentalmente del problema de las aguas de potables, se
puede apreciar, que llevaba un trasfondo muy claro: la Dictadura. Este Régimen,
ya desde sus comienzos, empezó a caerle “gordo” a nuestro personaje. (*) Para
terminar diré que en Láchar cuentan que cuando cayó la Dictadura se encontraba
el Sr. Duque allí y entró en la oficina de su casa dando gritos y haciendo
manifestaciones de júbilo y dando abrazos porque “se había acabado la
Dictadura”… ¡Esos Brigadieres…!” solía decir allí también.
Desde luego una cosa se deduce con
facilidad y fue que dicho Régimen consiguió enfriar unos lazos fuertes entre la
Corona y uno de sus más leales: D. Julio Quesada Cañaveral y Piédrola.
(*) Carta del Duque de San Pedro de Galatino a D.
Miguel Rodríguez Acosta, que reproducida dice:
“Fortuny 36. Madrid, 31 de Diciembre de 1929. Sr. D.
Miguel Rodríguez-Acosta
Mi querido Miguel: En medio de la política. En el
momento más intrincado y difícil, no quiero dejar de escribir a Vd. para
contestarle dos letras a su carta.
Habrá Vd. recibido mi telegrama en el que le decía que
en vista de su opinión y su deseo, que se haga la escritua de descripción del
ferrocarril y su inscripción y ya veremos cómo lo podemos hacer lo económicamente
posible.
Hago esto con gusto puesto que Vd. así lo desea, pero
quiero borrar del espíritu suyo el pesimismo de su carta porque tengo la
seguridad que con la explotación del mármol blanco nos dará de transportes,
sobrados ingresos para enjugar el déficit actual.
He estudiado aquí con mi abogado todas las formas
posibles para poder hacer sin gasto el aumento de capital de la Sociedad
Mármoles, y en vista de lo carísima que s hoy esta operación y además en vista
que s imposible colocar aquí acciones y creo que ahí es inútil pensar en ello,
he decidido hacer la explotación del mármol blanco por mi exclusiva cuenta y
ellos me pagarán a mí un precio que convengamos por metro cúbico.
Le doy esas explicaciones para quitarle a Vd. toda
duda, y de palabra, pienso me voy el viernes por la noche, tengo intención de
ir a comer con Vd. el domingo y hablaremos despacio, pues yo y Fernanda desde
la estación de Granada el sábado por la mañana iremos a Láchar.
De política, cuando llegue ésta a poder de Vd. ya sabrá
oficialmente que la Dictadura ha terminado.
La gestión ha sido intrincada, harto difícil el poder
llegar a ello, pues los últimos días no es posible transcribir al papel la
serie de complicaciones y dudas en el ánimo de S.M. el Rey.
Muy grave era la situación hace seis años, con los
pistoleros de Barcelona y muy graves eran en las Cámaras ocho o diez diputados
republicanos y socialistas que nos traían de cabeza.
Dios quiera que después de seis años de sufrir una
administración de locos en lo político y en lo económico no tengamos una
situación muchísimo más difícil para los que como yo han nacido monárquicos y
no pueden morir más que monárquicos.
Y no digo esto por los cariños que yo pueda tener, sino
porque tengo la creencia de que no puede haber orden en este país sin
Monarquía, si esta lección para el Rey no ha sido suficiente, y le haga
comprender que hay que saber elegir a los hombres a quien él entrega el
Gobierno y la Administración del País.
En fin, de palabra podré ser más explícito con Vd.
El Consejo de Ministros de esta noche, último día de
año, ha sido definitivo y las ratas han salido corriendo porque el barco se
hunde.
A las doce del dia de hoy, es decir, dentro de unas
horas, al salir de Palacio del Consejo con S.M. ellos mismos le darán la noticia
al público, que supongo Vd. ya tendrá al leer esta carta.
Muy feliz año le deseo, así como a todos los de su
casa. A Manolo un abrazo y ahora le voy a poner un telegrama de felicitación
deseándole salud. Cariñosos recuerdos de Fernanda y Margarita y a todos y un
abrazo para Vd.de este viejo amigo. Benalúa”.
LAS AGUAS POTABLES CON GALLEGO Y
BURÍN
Las aguas potables en Granada
describen una larga trayectoria en el período que estudiamos, pero,
curiosamente, nunca será el caballo de batalla de una política conservadora y
autoritaria que justifica su poder en la tangibilidad de las obras públicas y
en su capacidad para modificar el territorio,, dotándolo de una forma
disciplinada; la Estación de filtros no se inauguró nunca y fue privada del
entusiástico ritual (al uso), en los años de la autarquía. O nos encontramos
ante un acontecimiento que queda fuera del proyecto historicista de Gallego o,
como se ha insistido (anteriormente) misterios de una política autoritaria
impidieron que el Jefe del Estado o alguno de sus ministros elevara, con una
inauguración, la Estación depuradora al privilegio político que este tipo de
obras requería.
Gallego Morell insiste en la desarticulación, aunque
indirectamente, de uno de los fuertes supuestos urbanos de Ángel Ganivet. Paa
el famoso escritor español, en Granada la
Bella el problema del agua ocupa un importante capítulo den las bases para
la construcción de un modelo de ciudad costumbrista. El “aguaducho” es un dato
que encaja en la amplitud del proyecto urbano ganivetano. Se presenta a la vez
capaz de de ofrecer un servicio urbano elemental, que de acompañar el consumo
de agua de un auténtico espectáculo urbano. El problema de los aguadores es, en
suma, un auténtico “asunto estético en granado superlativo”, como para preocuparle
a Ganivet.
La fecha del 18 de julio vino a
cortar radicalmente las experiencias de los programas precedentes, y, como el
caso de las aguas potables, ya previsto durante el período de la Dictadura e
iniciado durante la República, se presentarán como proyecto abordados por el
nuevo régimen. Para ligar el proyecto de aguas potables a la nueva estrategia
política, el 27 de abril de 1940 se aprueba la liquidación general de las obras
ejecutadas por la contrata para el abastecimiento de aguas y alcantarillado de
la ciudad. Hasta 1938, las obras de abastecimiento de agua y saneamiento de la
ciudad fueron realizadas por la contrata de D. Rogelio Martínez Cañavate, muy
concretamente el canal de Pinos a Granada, depósitos y redes, por un importe de
7.133.626’11 pesetas.
Se decide afrontar de una vez por
todas, el problema y la vía de ejecución que se elige desde el año 1938 es la
administrativa. Hasta el año 1941, la inversión del Ayuntamiento es de 431.751 pesetas, y este mismo año se
sacan a subasta los trabajos de equipamiento que, a lo largo de 10 años,
describirían una compleja trayectoria de plazos fijos y promesas que resumen
las desventuras que jugó la economía autárquica a las solemnes promesas de la
Alcaldía.
El 22 de julio de 1940 se saca a
subasta pública las obras de terminación de las redes de agua potable y
alcantarillado, por importe de 5.247.458’54 pesetas, y un plazo máximo de 4
años para verificar el proyecto. Al día siguiente de anunciar el concurso, la
Alcaldía difunde una nota oficial en la
que además de recordar la vergüenza y la pesadilla del problema para la ciudad
y la municipalidad rectora, termina un elocuente párrafo: “El Ayuntamiento al hacer publicidad oficial de esta noticia, quiere
destacarla especialmente, como exponente cuya elocuencia indica que en la
España de Franco no existen promesas vanas, sino cumplimiento estricto de las
palabras que se empeñan y atención preferente y constante por cuantos problemas
afectas al interés de la nación”.
La contrata fue adjudicada al monopolio
de “Constructora Internacional S.A.” y, cuando acaba el proyecto en 1951, las
casi 6 millones en que se preveía la inversión se transformarán en una cifra
global de 31.707.336’35 ptas. En Octubre de 1940 se entiende que el proyecto de
la red de aguas sólo es útil a condición de controlar la potabilidad del agua.
El proyecto de la instalación de una estación de filtros fue realizado por el
Ingeniero Municipal señor Fernández Solsona. Para comprobar la eficacia de
estas tecnologías, se instaló en las Eras de Cristo una estación de pruebas,
donde se verificaron sus ventajas y se consiguió “eliminar prácticamente los
inconvenientes que pudieran oponerse a su mejor funcionamiento”. La instalación
de la estación de filtros se haría en la Lancha de Cenes, junto a los depósitos
de reservas allí construidos, con una capacidad de 9.000 m3 de agua. Se
proyecta un amplio edificio donde instalar los filtros, los depósitos de
depuración bacteriológica (floculación), y limpia filtros, así como vivienda
del personal.
El proyecto contempla la instalación
de 10 filtros de agua potable, que proporcionan unos 300 litros de agua por
segundo, con una previsión de hasta 500 litros/segundo. La captación de aguas
se haría del canal de la Compañía General Eléctrica, recogida en Pinos Genil y
llevada a la estación por un túnel construido por el Ayuntamiento y que
aprovecha directamente haciendo elevar el agua del desnivel existente en el
depósito de la reserva, por unas turbinas al depósito de floculación, donde una
vez terminadas las operaciones bacteriológicas, pasa directamente a los filtros
y de ahí al depósito de reserva, de donde se conduciría a la ciudad.
Para limpieza de los filtros se
prevé un depósito cuyos procedimientos son de limpieza corriente, que permite
tener aquéllos en un espacio de 5 minutos completamente eliminada de cualquier
suciedad. Los filtros se proyectan de unas dimensiones de 3 x 75 m. de altura,
distribuyéndose en forma de batería en
la nave central del edificio. El presupuesto se concreta en un millón trescientas
cincuenta mil cuatrocientas setenta y una pesetas con ochenta y dos céntimos,
elevándose a la suma de 950.471’82 ptas. los gastos de construcción del
edificio, refiriéndose el resto de la cantidad presupuestada a detalles
internos del organismo.
Por estas mismas fechas de 1940 se
prevé sacar a subasta pública la ejecución de obras y, en 1943, en sesión de la
Comisión Permanente, del 13 de enero, se decide encauzarlas por “admisión
intervenida, mediante determinadas concesiones por los conceptos de
administración y dirección y beneficio industrial a la casa encargada de
realizarla”. De esta manera se impone “Constructora Internacional S.A., que
excepto puntuales aspectos –variante en el túnel del canal de la Lancha de
Cenes, elevación de aguas al Cementerio y otras obras por un valor todas de
1.716.080’52 pesetas-, controlará y acaparará la globalidad del proyecto.
Al hacerse cargo la “Constructora
Internacional S.A.” faltaban por colocar en Granada 34.000 metros de tubo de
alcantarillado y 3.000 para conducción de agua. El impasse se argumente sobre la falta de cemento y hierro, por lo que
la Compañía se dirige a contemplar otros aspectos del programa: La construcción
de un túnel que, dese el Barranco del Abogado, horadando la colina de aquella
barriada y parte de la finca de Mr. Temple, sirva para conducir las tuberías de
agua hasta la Cuesta de los Chinos, de donde partiría el ramal que habría de
conducir el agua a todo el Albaicin. El movimiento de tierras de esta obra
representa un total de 1.500 m3, y el túnel tendría una longitud de 560 metros,
presupuestándose la obra sobre la cantidd de 250.000 pesetas.
El proyecto de distribución de
aguas, que por esas fechas dirige el Sr. Carrasco, observa un repertorio de
recursos hidráulicos que permite salvar las dificultades topográficas del
territorio y arbitrar soluciones para un control de la presión del líquido; se
construye un estanque receptos en Cartuja, que posibilita que el suministro de
agua durante el día sea más contínuo; un sistema de pocos que controla la
velocidad del agua, desde la Alhambra al Centro y Albaicín, con depósitos
controladores en el Paseo de las Cruces e la Alhambra y Plaza de Cuchilleros,
etc.
En el ejercicio de 1945 se aprueba
un presupuesto de 2.629.007 pesetas para la maquinaria de la estación de
filtración de la Lancha de Cenes, como complementaria de las obras de fábrica.
El presupuesto comprende el total de condiciones de los fondos de filtros y sus
elementos de regulación, tuberías, válvulas y compuertas, instalación de dos
grupos de moto-bombas y tres turbinas-bombas de elevación de agua y las
instalaciones precisas de preparación de alumina y cal y depuración
bacteriológica. Los grupos moto-bombas se proyectan de 10 cv uno, y 3 el otro.
El primero, para la elevación de aguas de limpia de filtros, y el segundo para
elevación de las aguas al depósito de elevación de reactivos.
El grupo depurador de las aguas
consta de 192 m3 de grava de cuarzo, seleccionada para el fondo de los filtros,
y 300 m3 de arena de cuarzo para el
lecho de los mismos. Además se prevén instalaciones para la preparación de
dosificación de sulfato de aluminio, lechados de cal y depuración
bacteriológica por cloromina. La instalación para la preparación y dosificación
del sulfato de aluminio tendría un dispositivo capaz de elevar 2.000 litros por
hora y la instalación de cloromina, de 500 litros/segundo; se prevé dos
aparatos para la dosificación de cloro gaseoso y del amoniaco, y con los
dispositivos par la disolución de ambos gases. Se completa la instalación con un laboratorio capaz de
constatar la pureza del agua.
Una disposición del Consejo de
Ministros, recogida por el B.O.E de 3 de julio de 1947, deja el
problema de recogida y depuración de
aguas residuales, con un 40% a cargo del presupuesto de obras públicas. [i]
La publicación en 1950 de “Las aguas
potables de Granada”, folleto explicativo de la depuradora de la Lancha de
Cenes, con prólogo del alcalde Gallego e informe técnico de los ingenieros
señores Paz Maroto y Brugaroles, de la Dirección General de Sanidad, además de
incluir un elogio al Ayuntamiento de Granada por la nueva estación, una de las
mejores de España, contiene un detenido estudio de la instalación de
clarificación y depuración , tanto en lo que se refiere a su capacidad como a su
eficacia. Se advierte en el informe que los 120.000 m3 diarios de
aguas que para su abastecimiento requería Granada para fechas posteriores, son
fácilmente obtenibles mediante la utilización armónica de las cuatro grandes
fuentes de suministro: la de Aynadamar, de la que el municipio posee la mayor
parte del caudal; la del Rey, en el río Darro, de la que también en partícipe el
municipio en unión de otros usuarios; el pantano de Quéntar, en el río Aguas
Blancas, por aquellas fechas incluido en el Plan de la Confederación
Hidrográfica; y los embalses del Genil.
La puesta en marcha de la estación
depuradora viene a cerrar un gran ciclo planteado desde 1959, y comenzado a
resolver por el Marqués de Casablanca, Alcalde de la ciudad del primer
Ayuntamiento de la Dictadura de Primo de Rivera.
[i] Un decreto de 19 de julio de 1937 “autoriza para ejecutar en concepto de mejora de riegos, obras de instalación del colector de cintura necesario para la recogida de aguas residuales del abastecimiento de las ciudad de Granada, y la depuración de éstas para su reintegro a los cauces de la Acequia Gorda del Genil, en la Vega de dicha población”. El Estado anticiparía el 40% para la recogida de las aguas residuales, “por tratarse de una mejora de riego”, y estar comprendidas en el apartado 2º del artículo 4º de le Ley de 7 de julio 1941; el 60% restante lo debería de abonar el Ayuntamiento y el Sindicato de la Acequia Gorda del Genil, teniendo que amortizarlo en el plazo de 2º años, con un interés del 2%. (Ideal Granada, 4 de julio de 1947)
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