http://www.abc.es/ciencia/20121116/abci-leonidas-llegan-esta-noche-201211161127.html
Las Leónidas llegan esta noche: consejos para verlas
La famosa lluvia de estrellas dejará unos 15 meteoros por hora, pero puede dar grandes sorpresas
Las Leónidas son en realidad pequeños fragmentos de roca y hielo procedentes del cometa Tempel-Tuttle, que entran en la atmósfera cuando nuestro planeta se cruza en su camino. Estos pequeños objetos no mayores que un grano de arroz llegan a velocidades de hasta 72 km/s y la mayoría se desintegran dejando ver, según el tamaño del objeto, una luz brillante que corre por el cielo. Los astrónomos recuerdan que algunos son tan espectaculares que incluso podemos oír un silbido y dejan un destello tan poderoso que llegue a iluminar el suelo. Incluso puede hacerse de día por un instante. Esto, muy poco corriente, ocurrió el 18 de noviembre de 2009 en Utah (EE.UU.)
«Fuegos artificiales»
Según el presidente de la Asociación Astronómica de España (AAE), Miguel Gilarte, lo curioso de las Leónidas es que los restos que deja el cometa no están distribuidos en la órbita de forma uniforme, por lo que cada año cambia el número de estrellas fugaces. Los años que la Tierra se encuentra con las partículas más grandes y abundantes, la lluvia es absolutamente espectacular, como «fuegos artificiales», lo que llaman tormentas meteóricas. Por ese motivo, recomiendan a los amantes de la astronomía que no dejen de mirar al cielo estas noches, ya que siempre puede haber una sorpresa. «Cuando la Luna se oculte bajo el horizonte, la visión del cielo nocturno será excelente por su oscuridad y las estrellas fugaces comenzarán a verse con más intensidad», explica Gilarte. Eso sí, los pronósticos meteorológicos no son los mejores en la mayor parte de España.
Para observar las Leónidas no hace falta ni telescopio ni binoculares. Solo es necesario dirigirse a un lugar oscuro, alejado de las luces de las ciudades, sin grandes elementos como montañas o edificios altos que oculten el cielo, y recostarse para tener un buen campo de visión. Además, paciencia y una buena manta.
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LEÓNIDAS
Las Leónidas son una lluvia de meteoros que se produce cada año entre el 15 y el 21 de noviembre, alcanzando un máximo de intensidad cada 33 años; las Leónidas muestran un pico de actividad debido a que el polvo del cometa Tempel-Tuttle no está distribuido homogéneamente a lo largo de su órbita. En años normales, las Leónidas producen tasas del orden de diez a quince meteoros por hora. Denison Olstead, profesor de la Universidad de Yale, observó que los trazos de los meteoros parecían provenir de la constelación de Leo, lo que dio su nombre al fenómeno.
El color de estos meteoros es generalmente rojizo, son muy rápidos, ya que la Tierra los encuentra de frente, y con frecuencia dejan tras sí una estela de color verde que persiste durante unos pocos segundos. Su distribución a lo largo de la órbita no es uniforme, por cuanto están concentrados en un enjambre más denso que ha dado lugar a las grandes lluvias de estrellas.
Origen
Los enjambres de estrellas fugaces están asociados a los cometas. En 1861, Kirkwood afirmó que estos corpúsculos eran restos de los cometas. Le Verrier publicó la órbita de las Leónidas, y cuando Oppolzer examinó la órbita del cometa 55P/Tempel-Tuttle de 1866 (1866 I) se hizo evidente la identidad de ambas trayectorias. Este cometa fue descubierto el 19 de diciembre de 1865 y tiene un período orbital de 33,2 años.
Desde 902, las fechas anuales han ido avanzando treinta días: en aquella época el fenómeno alcanzaba su máximo el 12 de octubre; en 1202, tenía lugar el 19 de octubre; en 1366, el 22 de octubre; en 1799 se producía en la noche del 11 al 12 de noviembre. Esta lluvia de estrellas, en 1766, llamó poderosamente la atención de los habitantes de Venezuela.
En 1866 tuvo lugar otra lluvia, pero menos intensa que las dos anteriores, en la que se contaron hasta 6000 meteoros por hora. En 1834, Olbers observó que las lluvias de 1766, 1799 y 1833 estaban separadas por 33,5 años y esperaba una lluvia interesante para 1899 ó 1900; pero los cálculos de Downing y Stoven demostraron que debido a las perturbaciones de Júpiter, Saturno y Urano, la masa principal del enjambre había sido desviada en más de tres millones de kilómetros de la Tierra. De este hecho derivó la conclusion de que la lluvia de fin de siglo tenía que ser insignificante, predicción que se confirmó por completo.
Para el 18 de noviembre de 1999 se esperaba en España una intensa lluvia de meteoritos y el IAC hizo una campaña para que los alumnos de Enseñanza Media salieran a observar, incluía una unidad didáctica [1]. Las previsiones apuntaban que las mejores condiciones de observación se darían para Europa Central y África del Norte. El resto de países observarían también una gran actividad, pero no tan alta como en el máximo. Por otra parte el modelo propuesto por David Asher y Robert McNaught preveía una actividad de 1000 meteoros/hora en el máximo a las 02:08 TU del 18 de noviembre de 1999 (3h 8m hora oficial), basándose en la distribución de partículas eyectadas hace 100 años por el cometa Tempel-Tuttle. Según informaron varios observadores españoles, las Leónidas no decepcionaron en absoluto y colmaron todas las expectativas que en ellas se tenían puestas. Un máximo muy corto pero intenso se pudo observar desde Europa sobre las 2h de Tiempo Universal. En aquellos momentos, una tasa por hora de miles de estrellas fugaces cayeron del cielo.
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LEÓNIDAS
Las Leónidas son una lluvia de meteoros que se produce cada año entre el 15 y el 21 de noviembre, alcanzando un máximo de intensidad cada 33 años; las Leónidas muestran un pico de actividad debido a que el polvo del cometa Tempel-Tuttle no está distribuido homogéneamente a lo largo de su órbita. En años normales, las Leónidas producen tasas del orden de diez a quince meteoros por hora. Denison Olstead, profesor de la Universidad de Yale, observó que los trazos de los meteoros parecían provenir de la constelación de Leo, lo que dio su nombre al fenómeno.
El color de estos meteoros es generalmente rojizo, son muy rápidos, ya que la Tierra los encuentra de frente, y con frecuencia dejan tras sí una estela de color verde que persiste durante unos pocos segundos. Su distribución a lo largo de la órbita no es uniforme, por cuanto están concentrados en un enjambre más denso que ha dado lugar a las grandes lluvias de estrellas.
Los enjambres de estrellas fugaces están asociados a los cometas. En 1861, Kirkwood afirmó que estos corpúsculos eran restos de los cometas. Le Verrier publicó la órbita de las Leónidas, y cuando Oppolzer examinó la órbita del cometa 55P/Tempel-Tuttle de 1866 (1866 I) se hizo evidente la identidad de ambas trayectorias. Este cometa fue descubierto el 19 de diciembre de 1865 y tiene un período orbital de 33,2 años.
Las tormentas
Las Leónidas pueden dar lugar a espectaculares tormentas de meteoros cada 33 años coincidiendo con el paso del cometa por el perihelio. El astrónomo norteamericano H.-A. Newton demostró, en 1864, que las brillantes lluvias de estrellas descritas por los historiadores en 902, 931, 934, 1002, 1101, 1202, 1366, 1533, 1602 y 1698 se debían a este enjambre. Se habla de una tormenta de meteoros cuando la actividad supera el millar de meteoros por hora.Desde 902, las fechas anuales han ido avanzando treinta días: en aquella época el fenómeno alcanzaba su máximo el 12 de octubre; en 1202, tenía lugar el 19 de octubre; en 1366, el 22 de octubre; en 1799 se producía en la noche del 11 al 12 de noviembre. Esta lluvia de estrellas, en 1766, llamó poderosamente la atención de los habitantes de Venezuela.
En 1799
En 1799 la observaron Alexander von Humboldt y Amadeo Bonpland en Cumaná y dio lugar a «millares y millares de estrellas fugaces y bólidos de fuego cayeron durante cuatro horas consecutivas». También los esquimales de Labrador y Groenlandia quedaron asombrados: los meteoros más grandes tenían un diámetro aparente igual e incluso superior al de la Luna.En 1833
El 13 de noviembre de 1833 la costa oeste de Estados Unidos estuvo iluminada durante más de seis horas debido a las Leónidas. Iniciada poco antes de la medianoche Olmsted, de Boston, dijo que «su número era como la mitad de los copos de nieve que se observan durante una nevada», y contó más de 240.000 meteoros.[editar] En 1866En 1866 tuvo lugar otra lluvia, pero menos intensa que las dos anteriores, en la que se contaron hasta 6000 meteoros por hora. En 1834, Olbers observó que las lluvias de 1766, 1799 y 1833 estaban separadas por 33,5 años y esperaba una lluvia interesante para 1899 ó 1900; pero los cálculos de Downing y Stoven demostraron que debido a las perturbaciones de Júpiter, Saturno y Urano, la masa principal del enjambre había sido desviada en más de tres millones de kilómetros de la Tierra. De este hecho derivó la conclusion de que la lluvia de fin de siglo tenía que ser insignificante, predicción que se confirmó por completo.
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