domingo, 16 de agosto de 2009

BUBIÓN, Julio, el Teide y Andrés Cárdenas

Hace treinta años que veraneábamos en Bubión. Allí llegué con mi mujer y 3 de mis 4 hijos. El cuarto no estaba aún previsto, vino diez años después de esta aventura alpujarreña.
Y ahora a los 30 años, viene Cárdenas con sus "crónicas de la canícula" y me trae la imagen de Julio Pérez. ¡Qué alegría me ha dado el verlo!
Bueno, a Julio le conocí hacia 1970. Por esa fecha yo tenía a mi cargo el Negociado de Restaurantes Cafeterías y Bares dependiente del Ministerio de Información y Turismo. Y a mi despacho en la planta tercera del edificio del Banco de Bilbao en la Plaza de Isabel la Católica llegó, -como otros cientos de pequeños empresarios-, con una lista de bebidas para que se la sellara. Desde allí lo envié al Sindato de Empresas y Actividades Turísticas. No había otra forma, los impresos "oficiales" -entre comillas-, los distribuían (vendían) en el sindicato. Y con el impreso y el folio escrito por él, se presentó de nuevo.
Con su listado echo a mano en aquel folio que traía, le rellené el nuevo impreso y se lo firmé. Ya estaban legalizadas las listas de precios dispuestas para enmarcarlas y ponerlas a la vista del público.
Y recuerdo que Julio, siempre tan atento y educado, me preguntó ¿qué le tengo que dar? Mi respuesta era como a todos: NADA. No se lo podía creer porque según me dijo y más de un empresario me decía, la gestoría les cobraba 20 duros -de los años 1970-. Pero es que yo no soy una gestoría -le dije- y si se los había rellenado era por hacerle un favor.
Un pequeño bar como era por entonces el suyo (el Teide), no tenía más de 5 a diez lineas que rellenar. Distintos eran otros establecimientos. Y sobre esto ya contaré otro día una anécdota que pudo costarme el puesto en aquellos años.
El no lo comprendía. Y es natural. ¿Quién no recuerda que en aquellos años cobraban por rellenar cualquier documento en juzgados, ayuntamientos, etc., etc. Tambíen hay que recordar que en aquellos años los sueldos de los funcionarios..... etc. etc. Y no es que ahora sea para tirar cohetes, pero al menos hay complementos.... hasta que te jubilas que se acaban, y te quedas con poco más de 1000 euros.
Pero retomo el caso de Julio. Como es conocido de muchos, por aquellos años yo recorría con mi 600 todos los pueblos de la provincia, tomando información y haciendo fotos que después publicaba en los diarios PATRIA e IDEAL.
Y he aquí, que llegué un día al Teide. (Palabrita del Niño Jesús, como decíamos de pequeños, que yo, ni me acordé de Julio ni nada de nada; como me ocurría en tantos bares a los que entraba en los distintos pueblos). Una cervecita o una Coca Cola, no recuerdo y cuando voy a pagar un joven que nos había atendido dice que "está pagado". Me intereso por saber quien, y entonces aparece Julio que me saluda y me da las gracias -entonces le reonocí-, y me dice: "Cuando fui a su despacho Vd.no me quiso cobrar hoy soy yo quien no le cobro y además ¿porqué no se sienta y se queda a comer? -era el medio día-. No me podía entretener tenía previsto llegar a comer a Trevélez. Y le dije: Yo no le podía cobrar aquel era mi trabajo pero esto es su negocio..... Inútil todo comentario. Gracias y adiós.
Esto era en 1971.
1978. Siete años después. El médico nos había recomendado veranear en Sierra y no en playa. Y alquilamos una casa en Bubión -todo por teléfono- y no sabía ni donde estaba esa casa. Y el 1 de Agosto bien temprano -antes de las nueve de la mañana huyendo del calor-, allí estaba yo con mi 850, mi mujer y mis tres hijos, el más pequeño que cumpliría allí los cuatro meses. Y preguntando ¿donde estaba la casa de Concha?
Mira por donde la casa estaba frente al Teide y Concha era hermana de Julio.
Una vez instalados en la casa, me fui al Teide, saludé a Julio y a su hijo. Compré un jamón. Y la pregunta "del millón que todos hacemos-, ¿Saldrá bueno? Julio naturalmente no lo sabía, pero me dijo, eso lo vamos a saber ahora mismo, lo partimos y lo probamos, si sale bueno te lo llevas si no me lo quedo y partimos otro. Salió buenísimo. Y nos tomamos unas tapas y me partió un buen trozo en lonchas. Y cuando necesitaba iba y Julio seguía partiendo lonchas.
Y así tres años veraneando en Bubión. En la misma casa frente al Teide.
Después llegarían los buenos ratos por las tardes debajo de los cerezos y las fiestas, de las que hablaré en otro momento.
Julio, no leerá esta nota mía. Pero si algún conocido la lee, que le transmita que tenemos de él y de su familia un recuerdo entrañable. Y que cuando pase un día por Bubíón, trataré de verlo y saludarlo.
Enrique. El de turismo. El de los tres niños. El que veraneó en casa de su hermana Concha. El que jugaba debajo de los cerezos al bingo para sacar dinero para las fiestas....

1 comentario:

  1. Me ha encantado repasar esos recuerdos. El Teide se convirtió en un lugar inolvidable.

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