En la casa de Eli, siendo novios, en aquellos años era costumbre de una manera muy especial por sus padres Miguel y Rosario (los abuelos), dedicar ese tiempo de la mañana de una forma muy solemne a escuchar y ver por televisión este concierto.
Durante la transmisión había que mantener un silencio y un cuidado especial en no alterar estes minutos.
Alguna vez antes de casarnos lo ví y lo oí con ellos.
Unos años después, desde 1975 en adelante cuando ya tuvimos los primeros hijos, yo trataba de respetar aquel momento y me iba con mis hijos pequeños Enrique, después Migue y más tarde Nacho, a dar un paseo si el tiempo lo permitía, para que Eli se quedara a escucharlo.
Cuando los niños fueron mayorcitos y se distraían jugando y sin molestar comencé a disfrutar ese tiempo.
Pero fue ya a partir del año 2000, cuando faltando los abuelos, comenzamos a ver y oir el concierto desde nuestra casa. Así es como año tras año, tenemos por costumbre preparar las bandejas de los mantecados, los turrones y las copitas de anís, y disfrutar de ese espectáculo.
La tradición de la Filarmónica de Viena se remonta a 1842, cuando Otto Nicolai dirigió un Gran Concierto con todos los miembros del «Hof-Operntheater» imperial. Esta velada se llamó originalmente «Academia Filarmónica» y está considerada como el origen de la orquesta. Desde su fundación la orquesta está gestionada por la comisión administrativa –un órgano elegido democráticamente– y funciona artística, organizativa y económicamente de forma autónoma.
Este año una vez más, Eurovisión ha retransmitido este Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena desde el Musikverein de Viena, que este año ha estado dirigido por el director de orquesta austríaco Franz Welser-Möst.
El programa como es costumbre sigue siendo un secreto celosamente guardado hasta pocos días antes del acontecimiento, y este año 2013 incluyó más estrenos que nunca en la historia y algunas sorpresas inesperadas
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