SAN
CECILIO
“En la parte más oriental desta ciudad gozando
del medio día, dominando el campo del principe está la iglesia parroquial del
señor San Cecilio, patrón de Granada, cuyo templo y parroquial dice Bermúdez de
Pedraza, que no faltó en tiempo de mahometanos. El templo es bueno, aunque no
muy grande, buenas capillas, torre y dos puertas. Sírvela un beneficiado, un
cura y un sacristán. Çitan en ella dos hermandades: la del Santísimo Sacramento
y de la Esclavitud devotamente servidas. Celebra en ella su fiesta la
Universidad de los beneficiado el día del Santo y se gana jubileo desde sus
primeras vísperas. Están en esta colación el religioso conbento de los Santos
Mártires descalzos carmelistas y dos beaterios de la misma horden y el
milagroso combento denuestra Señora de Belén de mercenarios descalzos; todos
los más feligreses son del arte mayor de la seda y ilustran esta parrochial la
gran casa de Don Fernardino de Mendoza general de las galeras de Estepa y la
gran casa de los gomes de Montalvo y otros muchas casas”.
Así se describe en
los anales de Francisco Enríquez de Jorquera la Iglesia de San Cecilio que
según dice la tradición durante la dominación musulmana existió en este lugar
un templo en el que los cristianos sometidos celebraban sus cultos, en recuerdo
de lo cual aún conserva esta parroquia el privilegio de tocar una campana el
Jueves santo para llamar a los fieles, según narra Gallego y Burín en su guía
histórica artística de la ciudad de “Granada”. Fue erigida en 1501 y al parecer
estuvo asentada primeramente en la Mezquita de la Antequeruela, que parece se
hallaba más arriba y fue derribada en 1540. El templo se comenzó en 1528 y se
terminó en 1534 por el albañil Pedro Ríos y el carpintero Juan del Castillo y
su portada plateresca es de Juan de Marquina de 1533 y ostenta la imagen del santo titular, obra
de Nicolás de León. El púlpito lo hizo Diego López en 1685.
Por encima de la
Iglesia se extendía el barrio de la Antequeruela que hacia la derecha,
comunicaba con el Mauror a través de la Babasare o Puerta del Sol y a su pie y
en dirección al río. Se hallaban las huertas reales que dieron nombre al
Realejo alto y Realejo bajo, habitados antiguamente en su mayor parte por
tejedores y formaba dos amplias plazas. La primera con una imagen Crucificado
que se trasladó al Campo del Príncipe y separadas una de otra por un gran pilar
de agua.
Según recordaba Amanda Martínez en el
diario Ideal el pasado 10 de enero, a las dos y media de la
tarde del 22 de diciembre de 1969, la iglesia –que había sido remozada unos
años antes-, comenzó a arder destrozando todo su interior y quedando
prácticamente en los muros. Se salvó el Santísimo y el archivo que data de 1518
y se protegieron las imágenes. La del primitivo Cristo de los Favores, pequeña
pero de incalculable valor, perdió su policromía. La talla del patrón San
Cecilio, que se encontraba en un espacio de complicado acceso en la parte alta
el altar mayor, no pudo sacarse del templo y casi un milagro lo libró del fuego
pero se destruyó el retablo decorado con
pasajes de la vida de San Cecilio obra de Pedro de Raxis, un cuadro del Cristo
de la Columna firmado por José Risueño y otras obras procedentes del convento
de los Mártires.
Gracias al Ayuntamiento y a la Dirección General de Bellas Artes las obras,
aunque complicadas, comenzaron pronto dirigidas por Prieto Moreno y el artesonado mudéjar, se
reconstruyó pero sin policromar, como estaba en origen. El escultor Domingo
Sánchez Mesa se encargó de 'rejuvenecer' la imagen del patrón y «poco a poco la
parroquia fue recuperando imágenes.
Granada celebra cada año, a principio de febrero, la fiesta
de su patrón, san Cecilio, y por ello acude en romería hasta la abadía del
Sacromonte.
A estas horas de hoy, 1 de febrero de 2015, a las 15 horas,
el Sacromonte estará viviendo un nuevo día festivo con San Cecilio, las
salaillas y todo el folklore que se monta este día.
Pero ¿quién fue SAN CECILIO?
San Cecilio fue el primer obispo de Granada cuando, bajo la dominación
romana, se llamaba todavía Illíberis. Fue uno de los que la
tradición llama "varones apostólicos" enviados a España por San Pedro
y San Pablo a predicar el evangelio. Los otros seis son: Torcuato, Segundo,
Indalecio, Tesifonte, Eufrasio y Hesiquio. La vida de todos ellos está oculta
tras los velos de la leyenda transmitida oralmente. Se sabe a ciencia cierta
que San Cecilio fue obispo de Illíberis, que escribió algunos
tratados para instrucción de los fieles y que sufrió martirio bajo la
dominación de Nerón, supuestamente quemado en el monte Illipulitano. Pero la
larga dominación árabe destruyó todos los rastros de cristianismo. Granada
estuvo bajo los sarracenos casi ochocientos años; no los suficientes para
perderse la memoria y la tradición, pero sí para no quedar ni rastro de
documentos ni reliquias. San Cecilio es patrón de Granada, y su fiesta se
celebra el 1 de febrero.
Todo lo que
sabemos del primer obispo de Iliberris (Granada) y santo patrono de dicha
ciudad está sacado de unos libros plúmbeos (textos redactados en placas de
plomo) hallados en la capital andaluza que alberga la maravillosa Alhambra
(fig. 29) tras ser conquistada por los Reyes Católicos; concretamente, cuando
se estaba construyendo la catedral, en el siglo XVI . Como se verá más
adelante, la Iglesia católica nunca ha aceptado estos libros como fuentes
fiables a la hora de describir la vida del santo. Según uno de estos libros
—escrito al parecer por el hermano de San Cecilio, Tesifón Aben Athar—, el
nombre del patrón granadino era Aben Alradi y era hijo de Caleh Aben Athar. Su
lugar de nacimiento fue la provincia de Hus, en Asia Menor, y era contemporáneo
de Jesucristo. Tesifón era ciego de nacimiento y su hermano Cecilio era sordo y
mudo. Su padre, al oír hablar de los milagros que hacía Jeseúl s Galileod,
ecidió probar suerte y con sus dos hijos a lomos de un camello se encaminó a
Galilea para encontrarse con el Nazareno. Al verse junto a él, el padre de los
dos hermanos, Caleh, le dijo:
«¡Oh, Señor mío!, yo vengo a vos encaminado desde la tierra de
Dus para que curéis estos dos hijos de ceguera y mudez y sordera. Yo os he
visto que sois grandemente bienhechor y confío en vos, y estoy cierto que no
los curará en el mundo otro sino vos, sin duda. »Y díjole Jesús a Caleh:
“Grande es tu fe y ya haré cumplidamente lo que pretendes”. »Y entonces tomó
tierra en la palma de su mano y echó en ella su saliva y púsola sobre mis ojos
y yo vi. Y mandó que me los lavase en el lavabo del templo. Y puso la mano
sobre la cabeza de mi hermano Aben Alradi y sopló en su boca tres veces, y
sanoy lo llenolo de sabiduría. Yhabló en diversidad de lenguas, y lo primero
que dijo fue: “Testifico que no hay otro Dios que el Señor y tú, su Espíritu
Verdadero”. »Y díjole Jesús, Nuestro Señor: “Tú eres Cecilio”. »Y
fue con prosperidad este nombre que le puso Jesús Nuestro Señor, significando
con él “predicador de la fe, conquistador de ella”. »Entonces volvió a mirar a
su discípulo Jacobo apóstol, superior nuestro y díjole: “Estos dos serán
discípulos santos para la victoria de la Ley. Recíbelos en tu amparo como conviene
para ello”». La leyenda dice que tanto Cecilio como su hermano siguieron a
Santiago en todos sus viajes y hace hincapié en que el Apóstol hizo su entrada
en tierras españolas por Cartagena, desde donde viajó a Granada, Toledo,
Galicia, Asturias, Guipúzcoa, Tudela y Zaragoza para regresar a Andalucía y, de
aquí, a Jerusalén.
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