Tiene Andrés Cárdenas un blog que se titula "Trajín de vida". En el que además de otras muchas anédcotas, suele colgar sus artículos periodísticos. Recominedo su lectura http://granadablogs.com/trajindevida/2013/01/13/el-brasero-de-lata/
Ayer, domingo día 13 (de enero) del 2013, nos recordó aquellos años en los que llevábamos al colegio "el brasero de lata".
Yo, a propósito del “brasero de lata”, me viene el recuerdo de que mi primera escuela, tenía, para empezar, unas escaleras con unos peldaños casi el doble de altos que los que hoy tienen nuestros pisos. Po supuesto no había rampa y mejor que no la hubiese porque de lo contrario sería un tobogán.
Cuando decía el maestro aquella frase tan esperada de “al recreo” bajábamos empujándonos unos a otros, como si se fuera a llenar la plaza -que como la escuela no tenía patio, era el lugar donde jugábamos esa media hora-.
Y recodando; recuerdo aquél día -que nunca olvidaré- cuando se produjo un terremoto y dijo el maestro: “sálvese el que pueda” y aquellos peldaños de más de 30 centímetros los saltamos en volandas. Por supuesto que no nos habían hecho anteriormente ningún simulacro.
Y nunca que yo recuerde pasó nada, y nuestros padres no llamaron a Andrés Cárdenas o a su antecesor en la prensa para quejarse. ¿Para qué?
Y otra cosa. Cuando nos reunimos amigos de aquellos años, lo recordamos y hasta nos reímos.
Igualito que ahora.
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