Escuchando atentos la homilía.
Me váis a permitir que cuando nombre al celebrante, es decir al sacerdote, le llame Manolo. Como le llamamos en este ambiente familiar. Manolo el hermano de Antonio.
Pués en este momento, cuando Manolo se dispone a distribuir la Sagrada Comunión, ha tenido un gesto muy bonito y entrañable. Ha llamado al Altar a Antonio, el nieto menor. Para que sea él el primero en recibir la Comunión.
Y aquí vemos a Antonio que baja del Altar una vez que ha comulgado para dirigirse al banco con sus hermanas y primos.
Momento de los anillos. Lo mismo que hicieron hace 50 años hoy lo repiten. Aunque tienen un poco de confusión porque a Antonio parece que el anillo no le entra. Y es que el trabajo duro del campo ha transformado sus dedos y sus manos. Pero son las mismas manos las que hoy le ofrece a Consuelo y con las que le vemos en cada momento que le es posible acariciar a sus nietos y nietas.
Y aquí seguimos las últimas lecturas de la ceremonia religiosa.
En los últimos minutos de la ceremonia religiosa, tanto el matrimonio como sus familiares y amigos, escuchan atentamente las últimas palabras que les dirige el sacerdote. Manolo Carrillo, hermano de Antonio fue el celebrante. Quien recordó aquel 16 de Abril de 1961 cuando él contaba con solo 20 años de edad.
Rogelio se encargó de grabar la cremonia con su cámara. (Ya veremos la película. Porque nos la pasarás ¿verdad?)
Y el matrimonio, yo diría que un poco emocionados. Quizás incluso más emocionados que el día de su boda cuando desde este lugar y esta escalinata verían en los bancos a sus padres y otros familiares y amigos que hoy no pueden estar aquí, pero que desde ese lugar privilegiado en que estarán, les han guiado y estarán intercediendo por ellos y sus descendientes.
Y digo que quizás más emocionados, porque hoy desde esa escalinata están viendo a algunos familiares y amigos de entonces, pero también y es muy importante, están viendo a sus hijos, a sus nueras y a sus nietos, fruto del amor de esos 50 años. Y a los que han dedicado su vida y les han inculcado su cariño y respeto hacia los demás. Y hoy, mientras ellos miran desde arriba, sus descendientes y también dus familiares y amigos, los miramos desde abajo, agradeciéndoles todo lo que han hecho durante estos 50 años.
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