domingo, 10 de abril de 2011

50 AÑOS DE FELICIDAD EN SU MATRIMONIO

SEGUNDA PARTE. EL RECORRIDO DESDE LA IGLESIA A SU DOMICILIO. COMIDA Y BAILE En el recorrido desde la Iglesia hasta su casa, reciben las muestras de cariño de sus paisanos. Y "Cipri" no podía estar ausente, y nos brindó ese momento que no podía faltar en una ceremonia de "boda". Y salió de su tienda cargada de arroz que arrojó a la pareja. Y después les entregó un bonito ramo de flores. Y en la casa regalos, muchos regalos que se colocan y distribuyen por todas partes en el salón. Donde no podía faltar el "olivo" claro exponente del trabajo diario de Antonio durante décadas cuidando de ellos. También hay placas conmemorativas del 50 aniversario y flores, muchas flores que tanto le gustan a Consuelo. Y siguen recibiendo regalos. Muchos regalos. Ellos que han repartido su generosidad y cariño con todos los que les conocemos y les tratamos, ahora este dia tan especial, reciben el cariño y agradecimiento. Y más fotos con la familia. Mientras Eli, distribuye por donde puede las flores. En este busca un lugar en la casa para dejar el ramo de novia que ha lucido durante la celebración. ¿Por aquí? Parece que le pregunta Consuelo a su hijo José Antonio que mira feliz a sus padres partiendo esa gran tarta. Y después los dos juntos como siempre a lo largo de sus 50 años de matrimonio, los dos se disponen a partir y repartir esa tarta con la que supuestamente finalizaría esta celebración. Aunque no fué así. ¿Quién dice que se iba a terminar sin el clásico baile de boda? Sus rostros irradiaban felicidad. Rodeados de sus hijos, nietos y otros familiares y amigos, Consuelo y Antonio nos mostraban esa alegría de 60 años juntos. Sí, he dicho 60 años juntos porque antes de su matrimonio aquél 16 de abril de 1961, ya la pareja andaba enamorada y recorrían sus años de noviazgo que después unieron a sus 50 años de matrimonio. Felices se mostraban Consuelo y Antonio iniciando un baile, donde seguro que recordaban aquél de hace 50 años . Y después tías con sobrinos, las madres con los hijos y así en un ambiente familiar finalizaba una jornada feliz, no solo para la pareja que celebraba sus bodas de oro, sino para todos los que nos unimos a esa celebración.

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